Solo entre los pájaros
Unai Basurko descansa en Australia tras la primera etapa, en la que sufrió la tempestad y la calma
La Velux 5 Océanos es una regata, una vuelta al mundo en tres etapas, para navegantes solitarios, pero Unai Basurko (Portugalete, Vizcaya; 34 años), el único español de los cinco participantes, tuvo una visita en su velero, el Pakea-BBK: "Me desperté con dos pájaros en mi cabina. Era tan grandes que me produjeron un sobresalto. Son aves que van migrando, luchando contra el fuerte viento, y se encuentran agotadas. Yo les di agua, pero no les podía dar comida porque eran insectívoras y de eso no tenía. Estuvieron varios días. Uno murió, pero el otro sobrevivió y navegó conmigo hasta que, ya repuesto, echó a volar". No fue la única visita para el regatista vasco, el más joven y el novato de la competición: "Otra vez, de repente, empezaron a llover patas de saltamontes sobre el barco. Era algo increíble. Caían, paraban, caían... Era inexplicable que sólo cayeran patas. De pronto, me giré y vi en los palos dos cernícalos mirándome hasta que adivinaban una plaga de langostas por los aires y se abalanzaban sobre ellas. Resulta que se comen sólo el cuerpo de los insectos, al parecer lo más sabroso, y me tiraban las patas al velero. Así estuvieron varios días". En otras ocasiones las visitas fueron más fructíferas: "Una vez apareció la bañera del barco repleta de calamares que, seguramente, venían huyendo del algún depredador. No se salvaron: naturalmente, me los comí".
"En el barco jamás dormí mas de 30 minutos seguidos. En tierra ya he dormido hasta 10 horas"
Cernícalos, pájaros, albatros, calamares, delfines..., han sido la compañía más amena de un viaje que se inició en Getxo (Vuzcaya), el 22 de octubre de 2006 y que para Basurko cubrió su primera etapa (Fremantle, Australia) el 2 de enero de 2007.
Basurko es el quinto, es decir el último en una clasificación que encabeza el suizo Bernard Stamm, el ganador de la anterior edición. Pero Basurko, un novel, es el quinto de ocho participantes inscritos, de los cuales, Troy, no pudo tomar la salida por problemas técnicos de su velero mientras que Golding y Thompson tuvieron que retirarse tras rescatar el primero al segundo, que se encontraba a la deriva y en serio peligro de muerte cerca de Suráfrica. No fue la primera incidencia. A poco de salir, el temporal en el golfo de Vizcaya se cebó con la regata. "Nunca había vivido una situación tan fuerte y, sobre todo, tan cerca de la salida. Es lo peor que te puedes encontrar cuando aún no estás entrenado y, en mi caso, soportaba todavía el estrés y el cansancio de los días anteriores por ser el navegante local. ¿Miedo? No. Miedo sólo se tiene a aquello que puedes temer. El huracán estaba previsto. Lo que no creíamos es que alcanzara aquellas dimensiones de 80 nudos. Lo triste fue que tuve que volver a Getxo para reparar el barco "frustrado", dice Basurko, que en Fremantle ha recuperado el sueño: ·He dormido hasta diez horas seguidas". Durante los 72 días de la primera etapa, jamás pudo pudo hacerlo "más 30 minutos seguidos", aunque en tiempos de calma dormía "mucho", pero "en pequeñas dosis". Si el golfo de Vizcaya puso a prueba su moral, sus fuerzas y su adrenalina, la calma pone a prueba la paciencia. "Cuando hay mala mar, estás activo, con ejercicio físico, siempre con algo que hacer. La calma es lo contrario, es la nada. En la preparación previa a la regata, con la psicóloga, aprendí que no se puede luchar contra lo que no puedes hacer nada. Si no hay viento, no hay viento. Pero, ciertamente, es cuando más riesgo tienes de comerte el coco. Yo prefería leer y dormir".
Ahora le espera la segunda etapa, hasta Norfolk (Estados Unidos), 14.200 millas con un punto preocupante, el cabo de Hornos, con temperaturas bajo cero infernales y los icebergs amenazando en el mar. "En realidad, es todo el Gran Sur", comenta Basurko; "por algo le llaman la puerta del infierno. Sé que me esperan cinco semanas en condiciones extremas, con fortísimos vientos y fuertes corrientes" Quién sabe si aquellos pájaros seguirán su camino.
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