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Bailando con rapes

Ensayo final en la subasta de la lonja coruñesa

Si la presentación de un espectáculo de danza se convoca a las siete y media de una mañana de enero en unas frías instalaciones portuarias es que vale la pena. La vale el montaje Vacuo, de Maruxa Salas, o al menos la improvisación que bailarines y músicos hicieron ayer en las instalaciones de la lonja de A Coruña.

El ambiente, cruces de gritos y de miradas escrutando calidades y cantidades, ganchos metálicos para arrastrar cajas y fajos de billetes que cambiaban de manos parecía más propio de La ley del silencio que de Billy Elliot o incluso de Flashdance. De negro, media docena de bailarines del Centro Coreográfico Galego irrumpieron en la subasta, evolucionando al compás que marcaban dos intérpretes de Berrogüetto, la banda responsable de la música de Vacuo.

"Es muy bonito que hagan estas cosas aquí, ¿es un anuncio?", preguntaba María Queijo, mientras daba palmas y hacía un alto en su tarea de aprovisionarse de pescado para su puesto en el mercado de la Plaza de Lugo. "Me parece muy bien, pero el caso es que no resbalen", comentaba otra pescantina, Luisa Lage. "Mire, casi mejor pregúntele a otro que yo de esto no entiendo mucho", desviaba las preguntas un espectador varón.

En general -y salvo excepciones, como una que profirió el clásico "¡si fueseis a trabajar!"- la reacción de las mujeres presentes en la lonja fue más favorable y más activa que la de los hombres. "Yo también doblaba así de joven, cuando no tenía reuma", aseguraba sonriente una pescadera de mediana edad a sus compañeros que contemplaban las contorsiones de los danzantes. Aunque la más participativa fue otra compradora, de edad más que mediana, que se aproximó al grupo que seguía discretamente a los bailarines, a la consejera de Cultura, Ánxela Bugallo; a la coreógrafa Maruxa Salas y al gerente del IGAEM, Miguel Martín. Reconoció a la conselleira o conjeturó que era la jefa, la cogió por el brazo y proclamó: "Vi unas piernas por ahí y tengo dos hijos solteros que necesitan cariño", a la vez que señalaba a un mocetón de 1,80 que se empezaba a poner color grana debajo del gorro de lana.

Los asistentes a la subasta no fueron los únicos sorprendidos. "Ha sido una mezcla de patinaje sobre hielo y danza, pero fue muy divertido", reía al finalizar Alexis Maca Fernández, un bailarín de enormes rizos. "Es importante bailar para gente que no ha visto nunca danza", señalaba Beti Pérez, a la que y abrazó en plena actuación su vendedora de pescado habitual.

"La danza es movimiento, y es parte de un país que se mueve, dinámico y con futuro. Vacuo se presenta aquí porque la danza siempre ha sido testigo de los trabajos de la vida cotidiana", argumentó Ánxela Bugallo en la breve presentación formal posterior, después de que un numeroso grupo de espectadores premiara con una ovación a los intérpretes.

La performance en la lonja no ha sido, como podría malinterpretarse, una referencia a las coreografías sofisticadas o relamidas que caracterizaban el neofolclore del Ballet Rey de Viana, antecesor del CCG, extinto no sin polémica. Las representaciones en otras ciudades se realizarán también en ámbitos característicos. "En Compostela, en la estación de tren un día de movimiento de estudiantes y a ver si en Vigo pudiese ser en Citroën".

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