El desafío de Miguel Poveda
Las canciones del cine español más reciente se adueñan del Teatro de la Maestranza de Sevilla
El cine español más reciente y la canción propiciaron la noche del pasado miércoles un delicado cóctel en el Teatro de la Maestranza de Sevilla. El espectáculo Música en 35 milímetros. Las canciones del cine español. Pedro Almodóvar y otros directores prometía intensidad y lirismo, viajes por los mapas de las pasiones más escondidas y secretas en el marco del Festival Iberoamericano Sevilla Entre Culturas. Chano Domínguez, Mayte Martín, Martirio, Miguel Poveda, Rosario, Lolita y Antonio Carmona se sumergieron en las películas que se han nutrido de los dones y atmósferas de la canción española. Bibiana Fernández presentó el espectáculo.
El director Pedro Almodóvar ha sido un mago hábil en el aprovechamiento de los viejos tesoros de la canción y brilla en una galería que también recorrieron otros cineastas evocados en el espectáculo, como Jaime Chávarri, Antonio del Real, Manuel Palacios, Miguel Albaladejo, Eduardo Mignona y Fernando Colomo. La sombra de Almodóvar planeó con rotundidad sobre el Teatro de la Maestranza. De las 15 canciones del espectáculo, ocho habían pasado por el cine del director manchego.
Y empezó el espectáculo. Y hubo un triunfador: Miguel Poveda. Las largas ovaciones y aplausos del público así lo refrendaron. Poveda consiguió con Se nos rompió el amor, canción de la película Kika, de Pedro Almodóvar, que el público que abarrotaba el Maestranza le aclamara como un artista hecho y derecho. La voz potente de Poveda se introdujo por los pliegues más recónditos del alma.
El universo de Almodóvar
Un pálpito antiguo atraviesa las entrañas en algunas ocasiones con su llamada a otras vidas posibles. Pocos conocen su existencia y, menos aún, osan dar la cara ante su temblor. Poveda, con su mirada de joven que aún sueña con islas olvidadas, lo hizo. El artista recorrió el universo de Almodóvar, mientras refulgían las aristas de canciones como Luz de luna (Kika) y Encadenados (Entre tinieblas). El resto del espectáculo navegó por las costas que conocen los marinos experimentados. Las sirenas llamaron a Poveda y éste las desafió. Los demás artistas prefirieron mostrar su enorme talento por una ruta sin peligros ni sorpresas.
Destacó la voz formidable de Mayte Martín, artista que se mueve por el flamenco con la naturalidad de los grandes, sin buscar notoriedades postizas ni abrigarse en las mieles de los sucedáneos. Mayte Martín voló muy alto, con la certidumbre del que sabe a donde quiere llegar, en Somos (Carne trémula), Espérame en el cielo (Matador) y Piensa en mí (Tacones lejanos), todos ellos filmes de Almodóvar.
Lolita despertó una oleada de aplausos cuando invocó el recuerdo de su madre, Lola Flores. Antes, se abrazó muy fuerte a su hermana, Rosario, que cumplió como una profesional con Lucía (Cha-cha-chá, de Antonio del Real) y Qué bonito (Gitano, de Manuel Palacios).
Martirio entabló un diálogo musical con Poveda con La bien pagá (Las cosas del querer, de Jaime Chávarri). Chano Domínguez hizo diabluras y trenzó nostalgias con el piano en la Obertura del espectáculo. Antonio Carmona lo cerró con muchas sonrisas y buen rollito.
Al final, todos los artistas cantaron juntos y se despidieron de los espectadores. El público respondió con la educación que aquella situación parecía requerir y dijo adiós a los artistas con un breve aplauso.
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