_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

'Hooligans'

Elvira Lindo

A nadie, a nadie parece importarle nada, ni a los que se apresuran a echarse a la calle o a sus foros pidiendo que se entregue la cabeza del culpable ni a los que proclaman que se cierren filas en torno al presidente. Como si el pueblo soberano tuviera que colocarse desde el segundo siguiente al estallido de la bomba a uno o a otro lado de la calle, sin mezclarse ni mancharse con los de enfrente. A nadie le importa que el ruido de la discordia se haga insoportable, menos a los políticos que han alentado esta España, que no sabe uno en qué momento comenzó a ser como está, este país del que te desenganchas un tiempo para encontrártelo más enfurecido al cabo de los meses. A nadie, ni a los creadores de opinión, que se olvidaron ya hace tiempo del respeto al adversario y andan trabajando día a día y tertulia a tertulia por construir el andamiaje de la hasta hace poco dormida o tal vez latente penosa realidad de las dos Españas. A nadie parece importarle que el ciudadano sensato se quede sin representación, dejado de lado, desalentado, sin alguien que dé forma verbal a su desconcierto, porque de lo que aquí se trata es de alentar el juicio inmediato, el apoyo a los míos y el desprecio al resto. A nadie parece remorderle la conciencia, nadie parece tenerla, para entender que la furia del votante hooligan sólo dará rendimiento a corto plazo. Y son esos hooligans que parecen dispuestos a morder los que usted y yo vemos, leemos y escuchamos a diario, con un ligero escalofrío, son esos hooligans cuyas opiniones son refrendadas por la parte rabiosa del pueblo. Nadie, nadie parece alertarse porque el monstruo de la beligerancia engorde. Pero quien tiene un trabajo público (el que sea, escritor, actor, opinador o político) debería aprender rápido que el admirador más peligroso es el hooligan, el groupie, el que te impide desarrollar un mínimo de autocrítica y flexibilidad, el que, ya lo veremos, alejará al votante mesurado de todo aquello que huela a partido político. Ese votante se ha quedado asustado de la asquerosa rapidez con que los exabruptos han borrado el duelo de dos familias que todavía andan llorando entre ruinas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Elvira Lindo
Es escritora y guionista. Trabajó en RNE toda la década de los 80. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por 'Los Trapos Sucios' y el Biblioteca Breve por 'Una palabra tuya'. Otras novelas suyas son: 'Lo que me queda por vivir' y 'A corazón abierto'. Su último libro es 'En la boca del lobo'. Colabora en EL PAÍS y la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_