... Y, además, la Copa del América
Pese a ser preolímpico y no haber una gran competición futbolística de selecciones nacionales, 2007 se presenta apasionante
¿Nadal o Federer? ¿Y Alonso con McLaren? ¿Y los del balonmano, que vuelven a tener un Mundial a la vista? ¿Y los del baloncesto, que, tras el suyo, en un bucle sin fin, tornan a vestirse de selección para un Europeo que se juega en casa? ¿Y Valverde y sus clásicas? ¿Podrá con el Tour? ¿Y a Pereiro le darán el amarillo por fin y será capaz, con el dorsal número 1, de volver a las andadas? ¿Y Pedrosa podrá finalmente con la MotoGP y con Rossi? ¿Y cómo se lo montarán Lorenzo y Bautista en 250cc? ¿Y Paquillo en Osaka? ¿Batirá Powell su récord de los 100 metros? ¿Podrá el Barça repetir lo de la Champions? ¿Ganará García su primer título grande en el golf?
En 2007, año impar, año preolímpico, no hay gran competición futbolística por selecciones, por lo que la fuente de frustraciones máximas de los aficionados estará apagada, por lo que la gran asignatura pendiente del curso español seguirá sin encontrar el aprobado. Pero no por ello dejarán de ser los próximos meses un tiempo apasionante para los entusiastas del deporte. Tantos éxitos como se han acumulado en los más recientes han generado unas expectativas desmesuradas para el nuevo año en todo tipo de disciplinas.
Es una dinámica agradecida, pero a la vez infernal. Se ha llegado a un punto de competencia en el que sólo la victoria cuenta.
Y, a veces, ni eso.
Hay que vencer y arrasar, y batir récords, y ser más guapo que el rival, y ser simpático con la prensa, y no tener nada que ver con la Operación Puerto ni conocer a Eufemiano Fuentes. Y hay que sonreír.
Pareja al desarrollo deportivo, a la fabricación de campeones, corre la evolución de su influencia económica, cada vez más grande, como bien está poniendo de manifiesto la organización de la Copa del América de vela, en Valencia. La competición tomará el puerto mediterráneo durante casi todo 2007 y dividida en varias fases: el acto 13, la Copa Louis Vuitton y el desafío final al Alinghi, el campeón, que comenzará la víspera de San Juan y será al mejor de nueve regatas.
No se sabe aún, claro, si el barco suizo resistirá el asalto, pero sí el último informe financiero, que valora en 2.500 millones de euros en cuatro años el impacto de la cita para la ciudad.
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