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Reportaje:

Millones para salvar el golf

El circuito norteamericano se revoluciona para mantener el interés hasta septiembre

Carlos Arribas

Tiger Woods, su llegada hace 10 años al golf profesional, es, a la vez, el problema y la solución. Nunca en su historia contó el golf con un ídolo tan popular entre todas las clases sociales, entre todas las razas. Y nunca, ni siquiera en los momentos de máximo esplendor de Jack Nicklaus o Arnold Palmer, fue la competición al máximo nivel más monótona: un torneo no es interesante para los canales de televisión si en él no juega Tiger Woods, cuya participación, por otra parte, mata el interés del torneo; el resto de participantes lucharán para ser segundos.

El problema del circuito norteamericano de golf -45 torneos al año, unos 190 millones de euros en premios- se agrava si a esta woods-dependencia, así esquematizada, así caricaturizada, se suma el carácter fluctuante de la tensión. Las grandes cadenas televisivas generalistas, CBS y NBC fundamentalmente, que constituyen el sustento económico del circuito, desenchufan el golf de sus parrillas a mediados de agosto, una vez concluido el Campeonato de la PGA, el último grande del año, se pasan al fútbol americano y al béisbol, dejando huérfano, en manos del cable, el resto de una temporada que, además, sufría de un mes de mayo sin punta de interés -en marzo mandaba el TPC, el quinto grande, el mejor dotado económicamente; en abril, el Masters; en junio el Open de EE UU; en julio el Open Británico, y en agosto, el PGA-, lo que dificultaba su seguimiento por los aficionados.

Tiger Woods cobrará 19 millones de euros por su primer diseño, un campo en 'Dubailandia'

Pero no hay problema que no se solucione con millones. Para 2007, el año de la revolución, o así lo anuncian los dirigentes de la PGA, el problema de fechas quedará solucionado con el traslado a mayo del TPC, lo que ha agradado a la mayoría de los jugadores, y el problema de mantener el interés hasta septiembre, con la creación de un sistema de Liga por puntos -ya no se ordenarán los jugadores por ganancias en dólares, sino por puntos, más democrático e igualado-, con una temporada regular de 33 semanas y unos play off de cuatro y corte creciente, lo que no ha gustado tanto.

Una vez concluida la temporada regular, se resetean los puntos de los 144 primeros, para crear mayor igualdad -lo conseguido en los 33 torneos no valdrá más que para ordenar de primero a último-, para evitar que, es un decir, Tiger Woods ya haya matado el interés de la temporada, y entonces, en los cuatro torneos del play off, dotados con siete millones de euros cada uno, con puntuación aumentada y con participación decreciente -120 en el segundo, 70 en el tercero y sólo 30 jugadores en el cuarto- cualquiera puede convertirse en número uno.

"Pero esto no es justo", comentó un golfista español a los ideólogos de la revolución. "Así cualquier pelanas puede convertirse en el número uno del año, incluso por delante de alguno que haya ganado dos grandes y que tenga un bajón de juego al final. Es como si a falta de tres etapas para terminar el Tour se recalculara la clasificación general y al líder, que, por ejemplo, llevara 15 minutos al segundo y tuviera casi ganada la carrera, se le dejara la ventaja en uno para mantener el interés".

"Sí", le contestaron al español. "Puede ser injusto. Pero nosotros no estamos para repartir justicia, sino para aumentar el interés. Y, además, habrá más dinero. Los tres primeros finales se repartirán un plus de 8 millones de euros".

No parece que el dinero sea el problema principal de los mejores del mundo. Phil Mickelson está habituado a cerrar el año en agosto y ya ha mostrado sus dudas sobre su participación en los cuatro play off. Y a Tiger Woods, el hombre problema-solución, que se embolsó en premios 8 millones de euros en 2006, no parece que un millón más o menos vaya a hacerle inclinarse por una u otra alternativa. El norteamericano, de 31 años, ya ha comenzado su carrera de constructor de campos. Su primer diseño, en una zona de Dubai apropiadamente llamada Dubailandia, se inaugurará en 2009. Por él, cobrará 19 millones de euros, lo que no está mal ni en absoluto ni si lo comparamos con lo que ingresa por campo Jack Nicklaus, el Woods del siglo XX y que no pasa de 2,5 millones.

Tiger Woods, tras un golpe en el último torneo de la PGA, en agosto.
Tiger Woods, tras un golpe en el último torneo de la PGA, en agosto.AP

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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