Naruto sigue practicando para ser un buen Ninja

Desde noviembre los fans de Naruto pueden ver la serie de dibujos animados japoneses en Cuatro. Ha sido la excusa perfecta para que Atari recupere la saga de videojuegos lanzada hace ya tres años en el país nipón.

La obra de Masashi Kishimoto tiene su origen en 30 cómics, de los que se han vendido más de 50 millones en todo el mundo. La serie de animación en Japón tiene más audiencia que Bola de Dragón y Pokémon.

Si en la serie el protagonista es un aprendiz de ninja, obviamente el juego tenía que girar en torno a los combates. Así que se trata de un típico título de lucha con algunos alicientes que le diferencian de los clásicos.

El uso de los gráficos cell shaded da el aspecto de dibujo animado que prácticamente hace imposible diferenciar el videojuego de su homónimo catódico. Para salir de la monotonía de las peleas lineales se han incorporado distintos planos, hacia el fondo o hacia arriba, por donde éstas pueden discurrir cambiando entre ellos a voluntad. Esto permite que un solo escenario se aproveche hasta el último rincón pues la cámara irá a buscar a los contrincantes allí donde estén.

El espíritu cómico también abraza al desarrollo de las peleas virtuales y denota el carácter infantil de Uzamaki Naruto, que al fin y al cabo es un crío de 12 años obsesionado por los fideos y por las travesuras. En ocasiones se hace difícil relacionar el argumento de un capítulo con el origen de Naruto, captor viviente del alma perteneciente al demoniaco monstruo de nueve colas que amenazó a su población.

El punto espectacular lo pone el uso del chacra acumulado a lo largo del combate para realizar las distintas técnicas, para lo que hay que repetir secuencias de botones sin cometer errores. Con cada acierto se desbloquea una parte del vídeo del movimiento especial.

La falta de doblaje al castellano, escasez de personajes (14) y la mencionada antigüedad del título son los fallos de un título que no tendrá defectos para los fans de la serie.