El rey del belén
Un imaginero de Villaverde esculpe las 293 piezas del nacimiento municipal
José Luis Mayo lleva toda su vida montando el belén. Miles de ellos en todo el mundo. Este tolemadrileño -según se define, porque nació en Toledo en 1941 pero vive en Madrid desde niño- entró de aprendiz en un alfar con sólo 14 años, "como antes se aprendían los oficios", en un tiempo en el que a esa edad se era todo un hombre. La experiencia y su creatividad, porque nunca pasó del colegio, le han llevado a ser considerado una eminencia entre los belenistas, el mejor escultor imaginero de nacimientos de España.
De su taller en Villaverde, que emplea a 20 personas (entre ellos su mujer, dos hijos y tres hermanos) salen más de 20.000 figuras de barro al año para representar en estas fechas los pasajes de la infancia de Cristo. Hay fabricantes en Murcia que producen más, pero no con mejores acabados, precisan los fanáticos del belén.
Mayo invita a los no creyentes a visitar el belén "porque es arte y tradición"
Mayo, que se parece a Gepetto con sus gafas de cerca y el amor paternal que siente por sus creaciones, muestra orgulloso en la plaza de la Villa su última gran obra: un belén monumental que le encargó el Ayuntamiento y que le ha supuesto cuatro años de minucioso trabajo manual. El nacimiento, que ha costado 164.000 euros, también es madrileño por los paisajes en los que se encuadran las escenas y la profusión de corcho y musgo, "imitando la sierra del Guadarrama". En el pessebre catalán a menudo se recrea Montserrat y el alicantino es "muy luminoso y claro, lo que se vive allá".
La protección de la que goza el musgo hoy hace que el del belén madrileño venga de Holanda, donde se cultiva. El otro elemento ajeno al taller de Mayo son las palmeras, de corcho y hojalata, fabricadas por Beltrán, un artesano catalán. El resto son 293 esculturillas y arquitecturas, éstas de madera recubierta de pasta cerámica. Las figuras son "de palillo" (piezas originales, no hechas en serie). Modeladas en gres catalán, "muy fino y resistente", están cocidas a 900 grados y pintadas al óleo.
El artesano se reconoce "muy ambicioso", por lo que busca a las musas "entre los imagineros más grandes: Martínez Montañés y Salzillo". Su valor es reconocido en la profesión: ha hecho el belén del Ayuntamiento de París y otros cientos en varios países. Cada pieza de las suyas es original y Mayo dice no copiarse nunca, "al menos intencionadamente". De hecho, en el belén municipal María no parece la misma mujer en la Anunciación que en el Nacimiento.
El escultor sintió alivio cuando se recuperaron las piezas robadas del belén de Bancaja, el más grande de Europa, que se expone estos días en Valencia y obra también de su taller. Le hubiera costado mucho volver a hacerlas porque trabaja sin boceto previo: "Primero modelo el cuerpo con el gesto y movimiento que quiero darle, y luego voy añadiendo capas de cerámica para los ropajes".
Mayo ha incluido en el belén del Ayuntamiento a una mujer despiojando a su crío; una beduina potentada en camello (que separó de los Reyes "para no inducir a equívocos" heterodoxos); un pastor que tañe el arpa y es clavado a Paco de Lucía; y una Gloria de cuatro ángeles y siete querubines que descienden sobre el portal desde un templo antiguo "para significar el nacimiento de algo nuevo desde las ruinas mitológicas". Poder contar con barro lo que siente ante el Misterio, "una catequesis", es el objetivo de este belenista, pero invita a los no creyentes a visitar el Nacimiento "porque es arte, tradición y originalidad".
El belén municipal está abierto de 10.00 a 21.00 todos los días, hasta el 7 de enero. La entrada es gratuita. Pero, como advierte un cartel, no hay que tirar monedas al belén, una tradición muy madrileña que beneficiaba a ciertas congregaciones pero que algunos se toman como una competición para dejar manco a Baltasar.
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