Con faldas y a por votos
Ahora que podemos presumir de una Ciudad de la Luz y Hollywood hasta nos cae un poco más cerca -igual un día de estos se nos descuelga el nuevo James Bond por el Palau de les Arts-, la próxima contienda municipal al cap i casal bien podría dar para argumento y posterior premiere cinematográfica aprovechando que la Mostra pasa por aquí. Por ejemplo, se imaginan una nueva versión -en plan tvmovie- de Un lugar en el sol, con Rita Barberá-Shelley Winters pereciendo en el lago de la Albufera a manos de su prometido -el papel está por asignar-, y Carmen Alborch-Elizabeth Taylor, como oponente y luciendo vestido de noche sin tirantes en los jardines de la Hípica. O un remake de María reina de Escocia, aunque aquí me abstengo de predecir cuál de las dos cabezas reinantes y candidatas acaba de primer plato del verdugo de la Torre de Londres.
Así que a partir de ahora no se extrañe si un día de estos se tropieza a Rita Barberá por el antiguo cauce del Turia, encabezando un grupo de señoras en chándal y wambas a los sones de Batallón de modistillas y dispuestas a quemar la ración de colesterol diario. Alborch, por su parte, se podría enrolar en alguno de esos clubes de corredores que, a poco que te descuides, te arrastran en plan tsunami si no les dejas el cauce libre. El otro día, sin ir más lejos, a punto estuve de acabar lapidado con mi perro Fred, en medio de una avalancha de aguerridos deportistas que se preparaban para la San Silvestre a todo trapo.
En los próximos meses nuestras candidatas vivirán en primer plano el abismo que separa sus palabras y sus actos. Barberá acabará de echar la casa por la ventana -si es que le queda algo, visto el panorama desde el puente municipal-, y seguro que no guarda la peineta y la mantilla procesional hasta la noche de las elecciones. Hasta me veo que se vuelve a autoproclamar "Musa del Humor 1973", y le hace unos arreglos a las costuras del vestido cocktail. Carmen Alborch, con un pasado triunfante de decana de Derecho, que siempre ha sido una Facultad de mucho abolengo, podría ejercer de "Reina de la Tuna", una institución dedicada a la proyección de nuestra cultura popular. Y puestos ya, con la Copa del América pisándonos los juanetes, hasta encabezar juntas una nueva versión de Les xiques de l'entresuelo, de don Eduard Escalante, en formato musical de Carles Santos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.