_
_
_
_
Entrevista:JESÚS HERRERO | Portavoz de Gesto por la Paz

"Si no hay unidad, lo exigible es no hacer partidismo con el proceso"

El portavoz de Gesto por la Paz, Jesús Herrero (Bilbao, 1966), pertenece al grupo pacifista desde hace 20 años.

Pregunta. Parece que el único punto de encuentro de todos los políticos son los actos de Gesto en recuerdo de las víctimas.

Respuesta. Que lo que tendría que ser habitual se convierta en novedoso es preocupante. Hay que intentar normalizar mucho más la política y realizarla desde un acto más sereno y reflexivo ante un problema tan grave como es el de la violencia.

P. Dicen que olvidar a las víctimas supone añadir una injusticia más. ¿E instrumentalizarlas?

R. Es algo que choca con la realidad de las víctimas. Debe quedar fuera cualquier intento de instrumentalizarlas, de situarlas en la posición que a uno le interesa dentro de una determinada ideología política. La realidad de las víctimas es muy compleja y hay que acercarse a ella con respeto y sensibilidad.

"Que la violencia acabe está en manos de quienes la han ejercitado, pero si ETA vuelve a matar sólo lograría apartarse aún más de la realidad"
"Los que han justificado la violencia tienen una responsabilidad específica y les corresponde reconocer el daño causado, que es irreparable"

P. Se lo planteo porque parecen excesivas las marchas de la AVT contra la política del Gobierno.

R. Cualquier colectivo puede organizar los actos que quiera, pero es muy importante que no se identifique eso con toda la realidad de las víctimas. La AVT no representa a todas las víctimas. En esas manifestaciones estuvieron parte de las víctimas.

P. Al inicio de este proceso incluso Arnaldo Otegi reconoció que su mundo debería realizar un reconocimiento a las víctimas.

R. Aquellos que han justificado la violencia tienen una responsabilidad específica, y a ellos les corresponde reconocer el daño causado, que es irreparable. Y eso sería muy bien aceptado por las víctimas. Pero la sociedad también tiene que acercarse, arropar y solidarizarse con ellas.

P. ¿Existe la sensación de que el trabajo de Gesto tiene más dificultades para hacerse visible?

R. Un elemento sustancial y significativo de Gesto ha sido la movilización. Ahora no creemos que sea necesario estar haciendo movilizaciones todo el día en la calle. Ahora trabajamos en el ámbito de las víctimas y en la deslegitimación de la violencia para conseguir logros políticos.

P. En 1989, en plenas conversaciones de Argel, la sociedad salió a la calle tras la pancarta Paz ahora y para siempre. ¿Habrá que hacer algo similar ahora?

R. Es un elemento que se puede considerar, pero desde la premisa de la unidad de los partidos, sin disputas y sin que se utilice como arma arrojadiza. Pero debe de quedar claro que la responsabilidad de que se produzca el fin de la violencia recae en ETA y en quienes la han justificado. A ellos les corresponde dar ese paso y no a la sociedad, ni a los partidos. Que la violencia acabe está en manos de quienes la han ejercitado, pero si ETA vuelve a matar sólo lograría apartarse aún más de la realidad. A todos nos gustaría que esto acabara lo antes posible y lo ideal es que se produjera con la unidad de todos los partidos, y, si no es posible, lo exigible es que no se utilice en la lucha partidista como ahora percibe la ciudadanía. En ese esquema, una movilización podría ser adecuada.

P. ¿Está ETA madura para dar el paso ya?

R. No tiene sentido hacer interpretaciones sobre lo que ETA piensa. Si el rechazo mayoritario de la sociedad y el desprestigio internacional del terrorismo no influyen es que ETA está tremendamente alejada de la realidad. La violencia tiene que ser historia del pasado. Lo rechazable es que quiera tutelar el proceso, cuando lo básico es la separación entre violencia y política. Y en la política todos deberemos aceptar la democracia con sus grandezas y sus miserias. Aquí hay conflictos políticos como en otras sociedades, pero lo urgente es resolver el problema de la violencia.

P. El mundo político de ETA no hace pedagogía en ese sentido.

R. Le va a costar a ese mundo perder el referente de la violencia. Y esa pedagogía se ha ido diluyendo desde marzo. Si se vinculan los problemas de la paz a resolver cuestiones como la autodeterminación y la territorialidad estamos en un problema. Eso se puede abordar, pero sólo desde el ámbito político.

P. ¿Paz por presos o al final habrá algún tipo de cesión política para el final del terrorismo?

R. No puede haber un precio político para el cese de las armas, porque echaría por tierra el principio de la deslegitimación de la violencia, pero sí hay un margen de maniobra, como la situación de los presos. O se puede decir: "Hemos solucionado el problema de la violencia y esto va a favorecer la normalización política". Y objetivamente va a ser así.

P. ¿Tras la reunión de Zapatero y Rajoy, que se debería hacer?

R. Tras el análisis conjunto de la situación debería haber una comunicación fluida entre ambos, sabiendo que el papel del Gobierno es dirigir la situación y al PP le corresponde el control y seguimiento del proceso. Puede haber discrepancias, pero el tema debe quedar fuera de la lucha partidista. La situación actual no es la misma que cuando se firmó el Pacto Antiterrorista: llevamos más de tres años sin muertos y nueve meses de alto el fuego.

P. ¿La Ley de Partidos fue un error o ha posibilitado el principio del fin de ETA?

R. Es muy difícil hacer hipótesis. Nosotros en su momento fuimos críticos con determinados apartados de la ley. La ley habrá que cumplirla, pero siempre existe un margen para la interpretación. Y lo exigible a Batasuna es el rechazo a la violencia.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_