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Reportaje:

Los tipos y el euro, centro de atención

La moneda única europea seguirá apreciándose el año que viene frente al dólar y el yen

Los inversores seguirán con atención a lo largo del año los movimientos de los dos bancos centrales de las principales áreas económicas, Estados Unidos y la zona euro. Y es que las expectativas son bien diferentes y sus consecuencias también.

El BCE subió el pasado 7 de diciembre el precio del dinero en la zona euro hasta el 3,5% y dejó abierta la puerta a más alzas en el próximo ejercicio. Sin embargo, en ningún caso será hasta niveles que pongan en peligro el crecimiento de la economía. Gustavo Trillo, director de Inversiones de JP Morgan Asset Management, señala que la inflación en la zona euro "no es un problema" y que las políticas fiscales de Alemania e Italia serán "más restrictivas" y con ello aportarán un cierto "enfriamiento" a la economía europea. Conclusión: la entidad que preside Jean-Claude Trichet no debería verse obligada a subir los tipos por encima del 4%.

La Reserva Federal mantiene el tipo oficial en el 5,25% desde el pasado mes de junio y el mercado apuesta ahora por una rebaja
La divisa europea aún podría llegar a cambiarse a 1,4 dólares a mediados del año que viene, aunque tenderá a ceder hacia finales de 2007
Hay terrenos que no convendrá pisar: constructoras, inmobiliarias y eléctricas, dicen los expertos, estarán fuera de juego el próximo año
El BCE subió el pasado 7 de diciembre el precio del dinero hasta el 3,5% y dejó abierta la puerta a más alzas para el próximo ejercicio

En Estados Unidos, por el contrario, la Reserva Federal hace tiempo que llegó al final del ciclo de subidas de tipos de interés que inició en junio de 2004. El precio del dinero en la mayor economía del mundo se mantiene en el 5,25% desde el pasado junio y el banco central estadounidense no ha movido ficha en las reuniones de política monetaria que ha mantenido desde entonces. De hecho, el mercado apuesta porque la próxima jugada de la entidad que dirige Ben Bernanke será una bajada de tipos.

Precio del dinero

La cuestión es cuándo. Según el consenso de los economistas encuestados por Bloomberg, la Reserva Federal bajará los tipos 25 puntos básicos en el segundo trimestre de 2007 y otro tanto en el tercer trimestre, recortes que dejarán el precio del dinero en el 4,75% para entonces.

Y es que la ralentización del mercado inmobiliario en Estados Unidos, que ha sido más rápida de lo que se preveía, es uno de los focos de alerta, ante las consecuencias que acabará por tener, finalmente, en el resto de la economía (los estadounidenses se hipotecan para financiar su gasto corriente).

De ahí que los gestores de fondos que ha encuestado Merrill Lynch en su último informe sobre sentimiento del mercado estén preocupados por el bajo nivel de los tipos de interés de mercado (no los oficiales) a largo plazo y no descartan que suban algo en un plazo de 12 meses. "Será interesante", indica David Bowers, el analista de la firma de consultoría financiera Absolute Strategy Research, que ha interpretado los resultados de la encuesta de Merrill Lynch, "ver cómo el mercado de la vivienda de Estados Unidos afrontará un alza en los tipos a largo plazo".

Al mismo tiempo que siguen la evolución del precio del dinero, los inversores observarán de cerca la del tipo de cambio del euro frente al dólar. Desde principios de 2006, la divisa europea se ha apreciado un 12%. Buena parte de la escalada del euro se ha concentrado en los tres últimos meses del año, hasta el punto de que el pasado 4 de diciembre la moneda europea se llegó a cambiar a 1,3367 dólares, el máximo nivel alcanzado en 20 meses y apenas tres centavos por debajo del máximo histórico que se tocó el 31 de diciembre de 2004.

Pero, más que de un alza del euro, se ha tratado de una depreciación del billete verde, puesto que varios factores se han sumado para ello. Los desequilibrios de la economía estadounidense -doble déficit fiscal y por cuenta corriente- no han desaparecido y siguen presionando el dólar a la baja. En el último año, además, la pujanza de la economía europea frente a la debilidad de la estadounidense ha venido a empujar la cotización del euro.

Y todo ello en un contexto de políticas monetarias divergentes: mientras la Reserva Federal ha agotado el recorrido de las subidas de tipos (lo que favorece la depreciación del dólar), el BCE aún no ha terminado de endurecer su política (lo que apoya la apreciación del euro).

Según los expertos, la divisa europea aún podría llegar a cambiarse a 1,4 dólares a mediados del próximo ejercicio, aunque cederá respecto a ese nivel hacia el final del mismo.

Por si fuera poco, otras circunstancias se han sumado a las fuerzas empeñadas en que el euro se aprecie frente al dólar. Según datos hechos públicos por el Banco Internacional de Pagos de Basilea (BIS), los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y Rusia han aumentado el porcentaje de las reservas que mantienen en euros hasta el 22% en el segundo trimestre, frente al 20% de los tres meses anteriores. Paralelamente, la proporción de reservas en dólares cayó del 67% al 65% en ese mismo periodo, el mínimo nivel de dos años.

La razón que hay detrás de esas cifras es que países exportadores de crudo, como Irán, Venezuela, Emiratos Árabes Unidos o Indonesia, cada vez utilizan más la divisa europea en sus operaciones de venta de petróleo.

Pero la divisa europea no sólo ha ganado terreno frente a la estadounidense. También frente al yen japonés. El pasado martes, la moneda común llegó a cotizar a 156,4 yenes, su récord histórico. El euro se ha apreciado también un 12% frente al yen en lo que va de año. La razón, una vez más, es el diferencial de tipos entre ambas zonas económicas.

El Banco de Japón ha abandonado su política de tipos nulos, necesaria para evitar que la economía nipona cayera en una espiral deflacionista durante los largos años que se mantuvo hundida en la recesión de la pasada década. Pero los tipos en Japón no han subido por encima del 0,25%. Ello incita a los inversores a endeudarse en yenes e invertir en otras monedas que rinden intereses mayores, como el euro. Más presión, entonces, para la divisa común.

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