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Videoarte en el CGAC, de Warhol a Moffat

Andy Warhol, Vito Acconci, Pipilotti Rist, Bill Viola y Tracey Moffat son algunas de las figuras del arte internacional que forman parte del ciclo de vídeo En primera persona que se celebra estos días en el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) de Santiago. No se trata de hacer un repaso histórico por la evolución del videoarte, sino más bien que todas las piezas seleccionadas tengan como elemento común las relaciones del sujeto con la intimidad.

Mar Caldas, una de las comisarias del ciclo, explica que puede hablarse de dos tendencias diferenciadas en los vídeos que se exhiben. Por un lado, hay un grupo de piezas que se centran en la relación que mantienen las personas con su propio cuerpo y, por otro, hay vídeos que analizan las relaciones interpersonales en la esfera íntima y que pueden ser sexuales, de pareja, familiares y de amistad.

Las obras seleccionadas abarcan un horizonte temporal que comienza en la década de los 70 y llega hasta la actualidad. "De esta forma podemos ver como va evolucionando el videoarte tanto en lo que se refiere a las temáticas como al uso de la tecnología", señala la comisaria. "En los años 70 hay un mayor interés por el uso de la performance y por el formato documental pero con el paso de los años hay una evolución hacia un tratamiento cinematográfico más elaborado", indica Caldas.

Entre las obras presentadas se encuentran las de dos jóvenes creadores gallegos, Vicente Blanco y Suso Fandiño, que coinciden en realizar vídeos con animación a a través de ordenadores. El primero reflexiona en su trabajo sobre las relaciones de las personas con la muerte, mientras que Fandiño aborda la temática sexual en el sentido más puro.

Los vídeos pueden verse diariamente en el CGAC en dos pases (12 y 18 horas) y agrupados en bloques temáticos. Hay un grupo de piezas que tratan el tema de la pérdida, otras se refieren a las sensaciones previas a la formación del yo o de la conciencia y también se agrupan vídeos que tienen como referencia más inmediata el sexo o las relaciones de poder. En definitiva, se trata de ofrecer respuestas críticas a los procesos de socialización del individuo, pero siempre con un enfoque interno y sin pretensiones de objetividad.

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