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Reportaje:

Eliminar barreras

Un joven discapacitado de Tavernes inicia movilizaciones para reclamar la accesibilidad de los espacios urbanos

El pasado mes de agosto Francisco Javier Chordà, vecino de Tavernes de la Valldigna, acudió a su ayuntamiento para renovarse el carné de identidad. Francisco Javier padece una paraplejia que le obliga a desplazarse en silla de ruedas. Cuando llegó al edificio se encontró con que la entrada no estaba acondicionada para su acceso y ni la rampa, ni las pesadas puertas de cristal facilitaban la tarea. Fue entonces cuando decidió retomar una lucha que sus padres, profesores en un colegio público de la población, iniciaron hace más de una década para exigir al Consistorio que adoptara medidas y acondicionara las vías y edificios públicos de la ciudad a las personas con problemas de movilidad.

La campaña de la familia de Francisco Javier, junto a la de otros vecinos con discapacidades físicas, consiguió que el Consistorio aprobara en 1994 la elaboración de un plan municipal de accesibilidad, que quedó en una mera lista de buenas intenciones.

El joven, acompañado de su hermano José Vicente, ha iniciado nuevas movilizaciones para alertar de un problema que se puede extrapolar a la mayoría de municipios españoles, y que las asociaciones de minusválidos físicos luchan desde hace años por cambiar con leyes sancionadoras que acaben con esta discriminación. Ha recogido 7.000 firmas y la adhesión a su lucha de una veintena de asociaciones cívicas, entre las que figuran la Federación de Deportes Adaptados de la Comunidad Valenciana (FESA), la Confederación Coordinadora de Discapacitados Físicos de la Comunidad Valenciana (COCEMFE-CV), y la Asociación de Lesionados Medulares y Grandes Minusválidos de la Comunidad Valenciana (ASPAYM). Ha conseguido arrancar a la actual Corporación el primer compromiso: un acuerdo unánime del pleno municipal para incluir en 2007 una partida para eliminación de las barreras arquitectónicas. Advierte de que esta vez vigilarán que el acuerdo "no quede de nuevo en el olvido".

Francisco Javier es ingeniero técnico de Telecomunicación y trabaja como programador en una empresa de Valencia. A diario se desplaza con un vehículo adaptado. La falta de adaptabilidad del transporte público a las minusvalías es otro de los reproches. "En Tavernes hay un apeadero, sin accesos adecuados", recrimina, "y la mayoría de las estaciones de la línea Gandia-Valencia presentan carencias de accesibilidad". Chordà advierte también de que "el plan de vivienda joven de la Generalitat no está aplicando la ley de accesibilidad y supresión de barreras arquitectónicas" de 1998.

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