"Yo soy asturiano, pero soy uruguayo"
Pregunta. ¿Cuántas veces se le han sentido decepcionados al ver que Enrique Iglesias era usted?
Respuesta. Muchísimas. Sobre todo en los aviones, cuando vienen a encontrarme las azafatas pensando que soy el otro.
P. Porque usted, lo que se dice cantar, ¿qué canta?
R. No canto tan mal, aunque le parezca mentira. Me gusta mucho la ópera, y alguna vez he cantado también música española, sobre todo flamenco: peteneras, bulerías, fandangos.
P. Pero sin vender tantos discos como el otro.
R. No, por ahora, no.
P. Y de Kournikova, tampoco.
R. Tampoco.
P. Sé que económicamente no está descalcito. ¿Pero no le sería más rentable ser hijo de Julio?
R. No. Lo que es bueno es que soy hijo de mi padre.
P. Creo que va de izquierdista moderado o de conservador según dónde le pille.
R. No. Yo me siento, si usted quiere, un conservador progresista.
P. ¿Y eso cómo se comería?
R. En el sentido de que creo que hay que hacer las cosas que hay que hacer. Pero con sensibilidad social.
P. Le ha tocado promover la alianza de civilizaciones en la ONU. ¿Les hablará de ZP?
R. Claro, claro que sí. Él fue el inspirador; luego lo siguió el primer ministro de Turquía.
P. Cuentan de su olfato político. ¿Cuánto tardarán Gallardón y Esperanza en volverse a tirar del moño?
R. No, no me meta en la política española. Ahí aparece la prudencia del funcionario internacional. Además, soy amigo de los dos [risas].
P. ¿Evo Morales necesita un confesor, un psiquiatra o un club de fans?
R. Yo creo que necesita el club de fans que va a ir creando en la medida en que sus políticas le den resultado.
P. Entre Chávez y Fidel, ¿con quién se iría de copas?
R. Bueno, quizá con los dos, porque son muy interesantes interlocutores, se lo puedo asegurar. Y no sólo en el lado político, sino en el económico.
P. En España andamos con la Ley de Memoria Histórica. ¿Haría falta homenajear a Don Pelayo?
R. De eso sí puedo opinar [ríe], porque está muy cercano a mis orígenes (nací en Asturias). No conozco mucho de su figura, pero creo que lo que ha hecho ha sido bastante bueno.
P. ¿Por qué no quiso seguir siendo asturiano?
R. ¿Quién ha dicho eso? Yo soy asturiano desde que nací, pero soy uruguayo. Me siento muy uruguayo, y muy cerca de Asturias.
P. Pese a su renuncia, ¿cuál es la última vez que se ha puesto ciego de sidra?
R. No muchas veces. Me gusta la sidra, pero no hay mucho de estos productos en Uruguay.
P. ¿Pretende decir que se puede vivir sin fabes?
R. Es difícil, pero se puede [carcajada].
P. ¿A usted le conoce la Virgen de Covadonga?
R. Cómo no. La llevo conmigo [saca el billetero y enseña estampa y medalla]. Esto me acompañó toda la vida, por mi madre, que era muy amiga de ella. ¿No decía que si no tenía uno asturianía? Pues ahí me tiene. Es, sin duda, la mejor Virgen.
P. ¿Se le pasó el arroz para ser secretario general de la ONU?
R. Sí, claramente. Oscila entre regiones, y América Latina ya tuvo su chance con un gran candidato. No creo que en la próxima rueda, dentro de 10 años, yo lo sea [ríe]. Ciertamente, era un cargo muy bonito.
P. ¿Qué ambiciona?
R. Mire, yo tengo un gran sentido de compromiso con lo que hago. Ahora estamos ayudando a armar esta secretaría, que quizá sea una de mis últimas aventuras en la vida. Quiero ver si llegamos al año 2010 creando una auténtica comunidad iberoamericana.
P. Es tan coqueto que reprochó a un periodista que revelara su edad.
R. Totalmente de acuerdo. Me parece de muy mal gusto que alguien tenga que revelar una edad en público.
P. ¿Porque cree que aún está para ligues?
R. Por ejemplo. Pero, aparte de eso, porque la gente tiene que ponerme la edad en el rostro; no es la que ponga el carné de identidad.
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