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El proceso para el fin del terrorismo

La reunión que nunca se produjo

Luis R. Aizpeolea

ETA decidió en julio retrasar el diálogo con el Gobierno para forzar la constitución de la mesa de partidos, como avanzó este periódico en septiembre pasado. El Gobierno mantenía las expectativas de abrir las conversaciones con la banda, de modo oficial, desde la declaración institucional que hizo el presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, en el Congreso, el 29 de junio.

En aquellos momentos, en junio y julio, el Gobierno juzgaba, con el respaldo de todos los grupos parlamentarios a excepción del PP, que se cumplían las condiciones para abrir el diálogo oficial con ETA al haberse verificado el cese de la violencia. Se cumplía, según recordaron el presidente del Gobierno y el ministro del Interior, la resolución parlamentaria de mayo de 2005, que dice que el Ejecutivo podrá abrir un diálogo con la banda armada sobre la reinserción de sus presos si se produce un cese inequívoco de la violencia.

Sin embargo, dicho diálogo no se inició. ETA no lo reclamó y el Gobierno tampoco, aunque en aquellos momentos estaba predispuesto a valorar que se daban las condiciones para ello, cosa que ya no sucede ahora, ante la persistencia de la kale borroka y de otras manifestaciones violentas de la banda, como el robo de armas en Francia.

Mesa de partidos

Y si ETA no reclamó el diálogo en el verano fue porque "su cúpula decidió en julio, en coordinación con la de Batasuna, al poco de que Zapatero anunciara las conversaciones entre el Gobierno y ETA para el verano, retrasar el inicio de las mismas y fijar como prioridad el reconocimiento de la mesa de partidos vascos, la pata política del proceso. Según avanzó este periódico en septiembre, ETA y Batasuna interpretaron que el Gobierno aceleraba sus conversaciones con la banda para lograr el alto el fuego definitivo y, a su vez, eludir la mesa de partidos. Las coincidentes declaraciones de Zapatero y el presidente del PNV, Josu Jon Imaz, de "primero la paz, después la política", tras la declaración de alto el fuego, alarmaron en las filas abertzales.

ETA y Batasuna interpretaron que Zapatero trataba de acelerar las conversaciones con la banda para primar el avance en el fin de la violencia, en detrimento de la mesa de partidos".

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ETA dejó entrever esta posición en su comunicado del 18 de agosto, en el que, además de denunciar los obstáculos en que se desenvolvía la actividad de la izquierda abertzale, reclamaba "contenido político" al proceso, en alusión a la inactividad, hasta ese momento, de los partidos vascos para avanzar en la constitución de la mesa.

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