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Reportaje:MASCOTAS

La política del perro único

China lanza una campaña de exterminio canino para reducir la rabia

El año 2006 puede ser el del perro, según el horóscopo chino; pero para los canes del país asiático, éste es un año nefasto. En un paralelismo con la política del hijo único puesta en vigor a finales de los setenta para controlar el crecimiento demográfico, Pekín ha instaurado en la capital la política del perro único por familia, que además no podrá ser de altura superior a 35 centímetros.

La decisión ha provocado protestas de propietarios y asociaciones de defensa de los animales, sobre todo después de que la policía irrumpiese en viviendas particulares y sacrificase a perros.

"Es una ley injusta. Los perros no son objetos, hay sentimientos hacia ellos", dice Lin Fa, que dirige una pequeña tienda de animales en un barrio del norte de Pekín. Ni un solo perro a la vista.

Para evitar a la policía, los dueños pasean a los animales de madrugada, y de uno en uno

El gobierno municipal asegura que la normativa es necesaria para luchar contra la creciente incidencia de la rabia y acabar con el alto número de animales no registrados. El Ministerio de Sanidad afirma que en los nueve primeros meses del año han muerto 2.254 personas por rabia en todo el país, un 29% más que en el mismo periodo de 2005. En 1996, el número de casos declarados fue de 159.

Los críticos apuntan otras razones. "El verdadero motivo es los Juegos Olímpicos. No quieren que haya perros que puedan atacar a la gente", asegura Lin. "He visto a la policía requisándolos. Los guardan durante un mes y luego los matan".

La multa por tener un segundo perro, o uno grande, puede llegar a los 500 euros. Para evitar a la policía, muchos dueños pasean los animales a altas horas de la noche, y de uno en uno. Otros se han desprendido de ellos. "Se los llevan a las afueras o a provincias", dice Ma Li, una veterinaria de 26 años, quien asegura que las medidas han supuesto una caída del negocio de la clínica en la que trabaja.

Las autoridades provocaron la ira de los grupos de defensa de los animales el pasado verano, con una campaña masiva de aniquilación. Unos 55.000 perros fueron eliminados en la provincia de Yunnan, muchos de ellos a golpes y ante sus dueños.

Los perros no tienen la vida fácil en China. Muchos acaban en la cazuela, ya que su carne es venerada como tónico en invierno y fuente de virilidad masculina.

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