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Reportaje:Fútbol | 14ª jornada de Liga

"Velocidad y precisión"

Juande Ramos y su ayudante, Antonio Álvarez, explican cómo el Sevilla ha llegado a aspirar a todo

El Sevilla es ya uno de los más firmes candidatos al título liguero. El listón de la calidad futbolística lo ha puesto en los últimos años el grandioso estilo del Barcelona de Frank Rijkaard. Pero el equipo andaluz, entrenado por Juande Ramos, no se ha inspirado en el catalán para buscar el éxito. Si el Barça es una ola que acaba por envolver y deglutir a sus rivales, el Sevilla es un pulso eléctrico, un chispazo cuya velocidad deja a sus contrincantes sin capacidad de reacción ante el daño que creen estar a punto de recibir, pero que en la mayoría de los casos ya han sufrido.

Uno de los aspectos que más diferencia al Barcelona y a los que aspiran a su trono, como el Sevilla y el Madrid, es su relación con el balón. Así, en los 13 encuentros ligueros disputados hasta ahora, los futbolistas del Barça han tenido la pelota en su poder un total de 405 minutos mientras que, por ejemplo, los sevillistas sólo han contado con ella en 311. Las cifras pueden resultar hueras, pero suponen que los azulgrana la han tenido un partido entero más. "Los datos sobre la posesión del balón no indican por sí solos si se ha controlado el partido", reflexiona Ramos; "nosotros basamos nuestro juego en la velocidad y la precisión. Se trata de recuperarlo rápidamente y atacar rápidamente". El resultado es que el Sevilla marca dos goles por encuentro y recibe uno.

"La rapidez en el ataque y el repliegue hace que, a veces, el balón lo tenga más el contrario, pero el partido sea nuestro"
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Desde su llegada al Sevilla, Ramos ha apostado por jugadores de fútbol veloz, que no necesariamente rápidos con sus piernas. Así, uno de los que más ha acelerado su juego es Poulsen. El centrocampista danés posee "un excepcional sentido táctico", lo que le lleva no sólo a cubrir los huecos que dejan algunos de sus compañeros -en especial, Alves- en sus subidas al ataque, sino que también, gracias a su colocación, recupera muchos balones en el centro del campo, que de inmediato -pensando rápidamente, que eso también es determinante- distribuye a las bandas o se los da a Renato para que éste se apoye en Kanouté o en las alas.

Otras de las obsesiones de Ramos es que se "finalicen las jugadas"; que no haya ataque sin remate o, al menos, intento. Así, el Sevilla es el segundo equipo de la Liga, por detrás de Osasuna, que ha logrado que más centros al área acaben en remate: 3,62 por partido por 2,92 del Barça o 2,77 del Madrid. Y es que, aunque directo, el estilo atacante del Sevilla está muy lejos de la estereotipada imagen del balonazo largo destinado a la lucha entre los atacantes propios y los defensores ajenos, sino que es "elaborado".

"No es bueno imponer nada. Lo mejor que puede hacer un entrenador es sacar provecho a los jugadores con los que cuenta", aseguraba Ramos a pocas horas del último enfrentamiento de la Copa de la UEFA, contra el Grasshoppers, suizo. Su cuadro cuenta con gente excelente en la banda, como Jesús Navas o Adriano, que, además, reciben mucho y valioso apoyo de parte de sus laterales. Precisamente, Alves se ha convertido en las últimas jornadas en una de las mejores bazas del ataque sevillista. Contra el Grasshoppers marcó dos goles en un partido por primera vez en su carrera, pero "su aportación en centros al área es mucho mayor".

Para que el equipo sevillano funcione como un reloj hace falta que todos y cada uno de sus componentes se manejen con la misma celeridad y precisión. Así, los sevillistas son los terceros que menos faltas han hecho: 206 por 196 del Barcelona o 275 del Madrid. Pese a ello, tan sólo han recibido 306 centros sobre su área, igual número que el Barça y 49 menos que el Madrid. "La rapidez en el ataque y en el repliegue y la presión hace que, a veces, el balón lo tenga más el contrario, pero que el partido sea nuestro", concluye el segundo entrenador, Antonio Álvarez.

Juande Ramos, durante un entrenamiento.
Juande Ramos, durante un entrenamiento.EFE

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