"El problema es que muchas piscinas olímpicas se dedican al ocio"
La federación intenta reimpulsar la natación con el italiano Coconi como nuevo director técnico
Los anales deportivos muestran que la natación española va a la deriva desde hace más de 20 años. En agosto de 1985, en vísperas de los Campeonatos de Europa, en Sofía, las crónicas periodísticas ya hablaban de una selección "en plena crisis" dominada por la improvisación, de nadadores desmotivados, de enfrentamientos entre el entonces director técnico, Bert Sitters, y la federación nacional y de ésta con los técnicos Joan Fortuny y Antonio Codina...
Unos males que no suenan a viejo porque se han perpetuado, hasta el extremo de que Fortuny continúa apareciendo puntualmente en el ojo del huracán y que en los Mundiales de 2005, en Montreal, se esgrimieron argumentos similares para tratar de justificar la pobre actuación de la delegación nacional.
"El nadador debe ser un fin para todos, no un medio de un club o de un entrenador"
"Hay que aprender a convivir con la presión porque la competición es presión"
Cierto es que, en todo este tiempo, los amantes de la natación competitiva han podido disfrutar de fenómenos como el de Martín López Zubero, oro olímpico en los Juegos de Barcelona 92, aunque formado en Estados Unidos; Sergi López; David Meca; Nina Yivanevskaia, rusa de origen, o últimamente Érika Villaécija. Pero no lo es menos que, mientras otros deportes e incluso otras disciplinas acuáticas, como la sincronizada y el waterpolo, situaban a los españoles en la primera línea europea y mundial, la natación permanecía estancada, a expensas de talentos esporádicos.
Cansada de oír el cuento, la federación ha decidido tomar cartas en el asunto y confiar al técnico Maurizio Coconi la salvación de la natación. "Era necesario acabar con una etapa y empezar otra. Hemos pasado muchos años en una situación de stand by, parados. La opción más clara era la de un entrenador que viniese con otra perspectiva, con una experiencia diferente a la de los de aquí", apunta Lluís Bestit, vicepresidente del organismo nacional, para argumentar el relevo de Carles Subirana como máximo responsable.
Ahora, desde hace tres meses, lo es Coconi, que en Italia ha alumbrado a figuras como Rossolino, Magnini, Brembilla o Filippi. En este periodo, el nuevo director, que debutó ayer con ocasión de los Europeos en piscina corta (25 metros) de Helsinki, la capital finesa, ha podido constatar unas cuantas cosas: que los nadadores españoles tienen deficiencias técnicas, dificultades para competir bajo presión y falta de confianza, así como que las rencillas entre los distintos estamentos han corroído el ambiente. "Es fundamental entender que el nadador debe ser un fin en el que confluyamos todos y no un medio de un entrenador o un club. Y que, si gana un nadador, gana toda la natación española", advierte.
Con ese objetivo, nada más llegar, Coconi movió piezas: recuperó para el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat a Fortuny y su grupo de nadadores -lo habían abandonado hace poco más de un año, tras los enfrentamientos con la federación- y trasladó a la Residencia Blume de Madrid a Jordi Murio y los suyos, entre los que se cuenta la nueva perla española, Mireia Belmonte.
"Lo he hecho para que Villaécija, Lorente y los demás nadadores de Fortuny se entrenen más a gusto y más felices y porque me gusta la idea de trabajar con Murio en Madrid, pues tenemos una buena relación laboral. Pero que conste que no me gusta hablar de grupos, sino de nadadores, clubes y selección", aclara Coconi, que, con esta simple variante, ha buscado la complicidad del díscolo Fortuny.
Pero eso no basta. Coconi, que contará con la colaboración de un psicólogo, un biomecánico, un médico y un fisiólogo -la federación tiene para este curso un presupuesto de siete millones de euros-, quiere modificar unas cuantas cosas más.
"Los nadadores españoles tienen que entender que no basta con llegar a una final. Una vez en ella, se compite para ganar, para lograr una medalla. Quiero que entiendan que no se puede tener siempre un papel secundario", dice antes de desgranar parte de sus planes y sus objetivos, que apuntan a los Juegos de Pekín 2008 más que a los Mundiales del próximo marzo en Melbourne. "A Pekín y a Londres 2012 quiero que llegue un grupo de 15-20 nadadores absolutos de nivel internacional y otro grupo de jóvenes, divididos por especialidad y distancia", anuncia.
Las temporadas de esos grupos estarán estructuradas en tres ciclos, de tres-cuatro meses, en los que cada nadador tendrá tres puestas a punto importantes. Como ha sucedido estos días en la piscina Sant Jordi, de Barcelona, en la que se ha desarrollado el control de marcas mínimas para los Mundiales. Las noticias no han sido muy buenas: sólo Villaécija, en 800 y 1.500 metros libre, y Eduard Lorente, en 50 libre -distancia en la que ayer logró la medalla de oro en el Europeo de Helsinki-, han logrado el billete para Melbourne, que ya tenían Mercedes Peris, Escarlata Bernard, David Ortega y Mireia Belmonte. Los tiempos, se quejan algunos, eran muy exigentes.
"Quien no tenga la mínima no irá a los Mundiales. Pongo un objetivo importante para que se entienda que se debe y se puede lograr. Ése es el nivel internacional y hay que acostumbrarse a entrenarse a ese ritmo. Tenemos sólo tres meses por delante", arguye Coconi. Y añade: "Tienen que aprender a convivir con la presión porque la competición es presión. Si no lo hacen, no estarán preparados para competir internacionalmente".
Coconi parte de la convicción de que no hay motivo para que España se vea superada por Italia, Francia, Ucrania o Zimbabue. "Las infraestructuras no son inferiores", asegura.
"Nuestro problema es que muchas piscinas olímpicas se dedican al ocio", matiza Bestit, cuyas esperanzas de mejora están depositadas en un programa de excelencia que, además de a Coconi, incluye el PEDNAC (plan estratégico para el desarrollo de la natación de competición), que propondrá otras medidas para hacer evolucionar a la discreta natación española.
CAMPEONATOS DE EUROPA EN PISCINA CORTA: 1ª jornada: Hombres. 50 m. libre: 1. Eduard Lorente, 21,53s (anterior récord de España: 21,59s).
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