Una campaña de tráfico contra la resignación
Seis millones de familias inician sus desplazamientos en el primer puente de la Constitución con el carné por puntos. El mal tiempo en toda la Península y la ausencia de nieve marcan las jornadas
"Hola... que salimos ya. Tardaremos unas tres horas. Ya sabéis que a Pedro le da igual si llueve, si es de noche... Él, ¡a correr! Os llamo cuando lleguemos. Y si no llegamos, que... que habéis sido unos padres y unos abuelos maravillosos. Niños, decid adiós".
La última campaña de la Dirección General de Tráfico (DGT), preparada especialmente para este puente, el más largo del año y con una previsión de más de seis millones de desplazamientos, ha prescindido de los frenazos y la sangre. Mucho menos explícita de lo que acostumbra la DGT, la campaña muestra únicamente la despedida telefónica de una familia que va a salir de viaje y baraja con frialdad la posibilidad de no llegar nunca a su destino. 104 personas no lo hicieron el año pasado. Perdieron la vida en 84 accidentes entre el viernes 2 y el domingo 11 de diciembre de 2005.
- El examen de la DGT. "La campaña del puente es dura, pero más dura es la realidad, y si no, que se lo pregunten a las víctimas. No podemos salir haciendo chistes. Sobre todo, esta es una campaña contra esa resignación en la que estamos instalados. Nos vamos de fiesta y a la vuelta leemos en los periódicos que ha habido 104 muertos. ¿Qué fiesta absurda es esa que tiene un coste de más de 100 vidas? Tenemos que ser más ambiciosos", afirma Navarro.
Para el director general de Tráfico, muchos de los accidentes son evitables. "Con todo lo que sabemos y con toda la tecnología que tenemos, no podemos dejar que todos los errores humanos terminen en muertos. Tenemos que eliminar el 'a mí no me va a tocar' y el 'yo controlo' porque nos puede tocar a cualquiera. No vale la pena arriesgar", añade Navarro.
Cerca de 400 funcionarios (unos 50 por turno, 24 horas al día) de los centros de gestión de tráfico de Madrid, Valencia, Málaga, Sevilla, Zaragoza, Valladolid y A Coruña estarán pendientes de 837 cámaras del circuito cerrado de televisión, 1.800 estaciones de toma de datos y 1.600 paneles instalados en las carreteras, que, entre otras advertencias, recordarán los 104 muertos del año pasado.
Francisco Altozano, portavoz de la DGT, confía en que la cifra baje este año. "El puente comprende menos días que en 2005. Las previsiones meteorológicas no parece que vayan a ser muy buenas, pero tampoco hay mucha nieve, así que no va a salir tanta gente a esquiar como el puente pasado. Además, este año tenemos el carné por puntos, que ha terminado de concienciar a la gente de que hay que cumplir las normas".
Como de costumbre, habrá carriles adicionales en el sentido contrario para aumentar la capacidad de la vía en algunas carreteras, por ejemplo, en las salidas de Madrid. También se suspenden las obras en fase de ejecución hasta las 24 horas del domingo, y los vehículos de mercancías peligrosas, transportes especiales y camiones de peso máximo autorizado de más de 7.500 kilos tendrán restringida la circulación en algunos días y horas en los tramos de carreteras con mayor intensidad de circulación.
La DGT ofrece información gratuita del estado de la circulación en su página web (www.dgt.es), el teletexto, el teléfono 900 123 505 y el teléfono móvil. Tráfico recibe estos días el triple de llamadas que en una jornada normal, que puede rondar las 3.000 o 4.000, por lo que el teléfono suele colapsarse. La DGT recomienda el método del mensaje sms.
- Los recuerdos de víctimas y supervivientes. Juan Manuel Contreras, traumatólogo de Almería de 48 años, perdió a su hijo, Juan Manuel, a punto de cumplir 24, en otro puente. "Murió el dos de mayo de 2005. Se había ido a pasar la noche de marcha a La Manga con unos amigos. El plan era pasarse la noche por ahí, dormir en el chalé de los familiares de otro amigo y coger el coche cuando se despertaran, pero al volver de salir desayunaron y uno se empeñó en salir enseguida. El conductor se durmió al volante y se salió de la carretera en una recta. Chocaron contra la mediana y el coche voló literalmente por los aires. Mi hijo murió en el acto", recuerda.
Juan Manuel ingresó poco después en la Asociación Stop Accidentes, que reúne a víctimas de la violencia vial y que intenta concienciar a los vivos, recordando a los muertos y pidiendo responsabilidad. "Este goteo continuo de sangre en las carreteras, de muertes de gente joven, sana, que está empezando a vivir, es insufrible". Como médico, le llama la atención que la gente pase más miedo al entrar a un quirófano que al ponerse a un volante. "Las posibilidades de que te pase algo son mucho mayores en la carretera, pero al coger el coche salimos tan panchos, sin darle importancia, y al entrar en un quirófano todo el mundo se pone en lo peor".
Susana González iba dormida en el asiento de atrás del coche que embistió otro vehículo con exceso de velocidad y de alcohol hace nueve años, en el puente de mayo, cuando volvía con su familia de pasar unos días en Pontevedra. Tenía 18 años y un plan: empezar a trabajar de peluquera y bailar de vez en cuando en una discoteca que la había seleccionado como gogó. Pero cuando la despertó el golpe tenía roto el cuello. Desde entonces, es tetrapléjica.
"Recuerdo que me daba miedo mirar para abajo porque pensé que mis piernas no iban a estar allí. Miré, y las tenía, pero era como ver el brazo de otra persona. No sentía nada. Lo recuerdo todo perfectamente. En realidad, mi cabeza se quedó ahí. Estoy todavía en los 18 años", relata Susana. Si pudiera hablar con todos los conductores que van a salir estos días a la carretera, uno por uno, les diría: "Que se pongan el cinturón, que más vale tarde que nunca, que no beban, que no corran, que marquen las distancias y que tengan en cuenta que la vida les puede cambiar en medio segundo". Su mensaje es como una síntesis de las últimas campañas de la DGT. "Le puede pasar a cualquiera", concluye.
Su madre, Rosa Capella, iba conduciendo cuando les embistió el coche. Hoy continúa haciéndolo, aunque le cuesta. "Sigo teniendo coche y me aterra ver cómo conduce la gente. Creo que todos deberíamos tener un pequeño accidente, un susto, que te pongan un collarín, para darte cuenta de que la vida puede cambiar de una forma salvaje en una décima de segundo. Si supieran lo que ocurre después, no conducirían como lo hacen", explica Rosa.
El lunes, los trabajadores de la DGT se sentarán para hacer el último recuento de víctimas y analizar uno por uno, los accidentes para que no haya más.
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