Tavano le da la razón a Quique
La mala actuación del delantero italiano en Roma explica la marginación a la que le sometió el técnico
Advertía Quique Flores que, si hubiese querido dañar a Tavano y, por extensión, a su protector, Amedeo Carboni, sólo tenía que alinear al delantero italiano. Justo lo que hizo ayer: darle el puesto de primer atacante durante todo el encuentro y observar cómo se desenvolvía. Pues bien, con todos los eximentes que se quieran (estuvo más bien solo en el ataque, llevaba tiempo sin jugar y no goza precisamente de la confianza del entrenador), Tavano le dio toda la razón a Quique. No da la talla para el Valencia. Ni encaró, ni se desmarcó ni chutó, nada. Ni siquiera fue el jugador veloz que se le suponía: Mexes le ganó siempre la partida en las carreras cortas. También en las largas. Una manera de desnudar la apuesta que efectuó por él Carboni durante el verano: 10 millones de euros. El mismo director deportivo que le negó al técnico un medio centro defensivo que, en ausencia de Albelda, tanto ha añorado el equipo. O un lateral izquierdo que hubiese cubierto la baja de Moretti o la indisponibilidad durante todo el curso por lesión de Del Horno, otra apuesta de Carboni. Así se presentó anoche el Valencia en Roma, con una combinación de suplentes y chavales de la casa que cumplieron con cierta dignidad para no salir goleados del Estadio Olímpico. Pueden los chicos dormir tranquilos. También porque el Roma, sin Totti, economizó recursos muy a la italiana y administró a la ventaja inicial que le aseguraba el pase a la siguiente fase.
ROMA 1 - VALENCIA 0
Roma: Doni; Panucci, Cassetti, Mexes, Tonetto; De Rossi (Perrotta, m. 75), Chivu; Taddei, Virga (Rosi, m. 83), Mancini; y Vucinic (Okaka Chuka, m. 90). No jugaron Curci, Montella, Fredi y Marsili.
Valencia: Butelle; Curro Torres, David Navarro, Albiol, Cerra; Joaquín, Pallardó (Córcoles, m. 90), Hugo Viana, Jorge López (Romero, m. 75); Aarón (Nacho Insa, m. 27) y Tavano. No jugaron Mora, Baraja, Vicente y Silva.
Goles: 1-0. M. 13. Falta sacada por Taddei, Mexes cabecea en el segundo palo y Panucci remata a puerta vacía.
Árbitro: Konrad Plautz. Amonestó a Cerra.
Olímpico de Roma: unos 42.000 espectadores. Los jugadores del Valencia llevaron un brazalete negro por la muerte de la madre de Angulo.
Niños contra hombres. Ese fue el tipo de partido con el que se encontró el Roma, comodísimo, ante un Valencia lleno de juveniles que debutaban en la Champions. Aaron, Nacho Insa, Cerra y Pallardó, y que hace unas semanas estaba en Segunda B. A ese grupo se añadía un puñado de reservas devaluados, en busca de recuperar su prestigio (Curro Torres, David Navarro, Hugo Viana y Jorge López) y el caso único de Tavano. Un misterio de atacante que adquirió alguna reputacíón en el calcio como goleador del Empoli en las dos últimas temporadas. Y que llegó a Valencia este verano despistadísimo. Sin saber que estaba en pleno frente de batalla, en medio de un fuego cruzado entre Carboni, que lo había traído, y Quique Flores, que frunció el ceño al verlo llegar. "¿Dónde me has traído?", le espetó Tavano a su representante, mientras esperaba una oportunidad, que tardó mucho en llegar. Tal vez demasiado. Por lo visto ayer, Quique puede pensar que Carboni, lejos de ayudarlo, ha perjudicado gravemente al grupo, gastándose un dinero inútil.
Era un día de ilusiones para los jóvenes, pero el maleficio que golpea al Valencia le tocó esta vez a Aaron, el delantero juvenil que más opciones de crecer tiene, según el técnico. Dio pena ver la cara del chico llorando junto al córner derecho, retorciéndose de dolor y envuelto como un ovillo sobre el césped, presagiando la lesión grave. Se lastimó solo y de manera extraña, tras lanzar un centro desde la banda. Sin tiempo para demostrar las cualidades que le augura Quique. A pesar de que dispuso de un gran pase largo de Joaquín, al despertar el encuentro, se lanzó en una carrera larga a por el balón, pero se topó ante el experimentado Panucci, que lo barrió en el corte.
Toda la inocencia del mundo ofreció la defensa valencianista en el gol romano. Butelle se tragó el centro de Taddei al segundo palo, Serra y Jorge López no taparon el cabezazo hacia el centro de Nexes, y Panucci, casi en el área pequeña, sólo hubo de empujar a gol. Sin Totti, que recogía en la grada todas las miradas de los curiosos, el cuadro romano careció de la fantasía para el último pase y de la voracidad para el gol que caracteriza casi siempre a su capitán. El cuadro de Spalletti se lo tomó con mucha calma, puesto que tampoco se sintió en ningún momento amenazado por su rival. No desde luego por parte de Tavano que, ya cansado, incrementó más si cabe la pobreza de su juego en el segundo tiempo. Sólo Joaquín, que actuó casi de segundo delantero, dio muestras de desequilibrio, junto a Jorge López, que dejó algún detalle de su excelente técnica. En un partido sin emoción ni ritmo, casi tan triste como un entrenamiento, Quique, al menos, retrató a Carboni.
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