El Institut Ramon Lull queda adscrito a la vicepresidencia que dirige Carod Rovira
La entidad es un consorcio integrado por la Generalitat y el Institut d'Estudis Catalans
Las aguas nunca parecen calmadas en el Institut Ramon Llull (IRL). Por tercera vez en cuatro años, puede verse obligado a cambiar sus estatutos para adecuarse a los vaivenes políticos. El Consell de Govern aprobó ayer que esta entidad pase a depender de la vicepresidencia del Gobierno, que dirige Josep Lluís Carod Rovira, un departamento que hasta ahora no existía, por lo que no estaba reflejado en los últimos estatutos de la entidad. En ellos se define el IRL como un consorcio con personalidad jurídica propia que está integrado por la Generalitat de Cataluña y el Institut d'Estudis Catalans. Hasta ayer, esta última entidad no había recibido información oficial del cambio.
En los estatutos del IRL (www.llull.cat) no se especifica que esté adscrito a ningún departamento en concreto, pero de hecho lo estaba al de Cultura, que fue, además, el que publicó los citados estatutos y cuyo titular desempeñaba la vicepresidencia primera del patronato de la entidad. Éste, según los estatutos, está presidido por el presidente de la Generalitat o la persona en la que éste delegue, y en él están representados también los consejeros de Universidades y Relaciones Institucionales. Dados los últimos cambios de nomenclatura y competencias en el nuevo Gobierno catalán, cabe la posibilidad de que haya que adecuar estos estatutos -publicados en 2005 como modificación de los primeros, que databan de 2002- a la nueva situación.
En cualquier caso, lo sorprendente de esta situación es que el cambio se ha realizado sin informar oficialmente a la otra parte integrante del consorcio, el Institut d'Estudis Catalans, que no ha recibido ninguna consulta, información o aviso de esta modificación, ni siquiera como fórmula de cortesía. También se conoce ya el nombre de la persona que, con casi total seguridad, va a ocupar a partir de ahora la dirección del IRL: Josep Bargalló, que fue primer consejero en el anterior Gobierno tripartito. El actual director, Emilio Manzano, reconoció ayer que no ha tenido ninguna comunicación al respecto ni nadie le ha informado de su inmediato cese, pero indicó que está "a la disposición del nuevo responsable del IRL para que el traspaso de poderes sea lo más fácil, rápido y transparente posible".
El nombramiento de Bargalló, en cualquier caso, requiere, siempre según los estatutos, la convocatoria de un patronato que, a propuesta del consejo de dirección, es quien nombra o destituye al director. Este consejo está presidido por el consejero de Cultura e integrado, básicamente, por responsables de diversas áreas de este departamento. Parecía lógico porque el objetivo del Llull es promover la cultura catalana en el exterior. El cambio, en cualquier caso, parece que será inminente ya que ahora el Departamento de Cultura está también en manos de ERC -lo que, por otra parte, hace más incomprensible el traslado de departamento-, por lo que es factible que se convoque en breve un consejo de dirección.
Esta excesiva dependencia del Llull de la política ha lastrado su funcionamiento desde su creación, en 2002, como un consorcio entre la Generalitat de Cataluña y el Gobierno balear. Este último abandonó el barco en 2004 por estar en desacuerdo con el nombramiento del editor Xavier Folch como director. Éste, a su vez, también dimitió del cargo alegando falta de autonomía e intromisión política de la entonces consejera de Cultura, Caterina Mieras, en febrero de 2006. Finalmente, con el horizonte de la organización de la presencia de la cultura catalana en la Feria de Francfort de 2007, parecía que el Llull había recuperado la calma con el nombramiento del periodista Emilio Manzano en marzo de este año. Pero no. Será Bargalló quien lidere la última fase del programa de Francfort.
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