Vázquez

Tele 5 no teme abusar de él, y él se deja. Nadie se lo va a reprochar a ninguno. Jesús Vázquez es un bien líquido que cualquier empresa desearía tener entre sus activos, y el presentador satisface con creces cualquier inversión. Sobredosis incluidas.

Un día después de que leyésemos en EPS la entrevista a Jesús, donde cautivaba la tierna sinceridad mezclada a la firme determinación de la persona, el personaje mediático reaparecía en el concurso diario ¡Allá tú!, que él puso en pie de la nada y al que ha tenido que volver por culpa del share. Se había anunciado su vuelta, pero en el arranque aparecía Silvia Jato, que dio paso a su antecesor / sucesor en una puesta en escena de la que sólo alguien del instinto y la potencia de Vázquez era capaz de salir airoso. Se arrodilló delante de Silvia, la puso por las nubes, la despidió sin más florituras e inmediatamente se hizo con el timón, con una alegría y eso que se llamaba antiguamente "don de gentes" insuperables. No voy a decir que sigo fielmente ¡Allá tú!, ni siquiera con Vázquez al frente, pero cuando te sale un día tonto y ves la tele a esa hora imprecisa de la tarde (Tele 5 le mima, pero luego no respeta el horario anunciado y le recorta el tiempo), te das cuenta de que Jesús puede con todo, también con lo chabacano. El plató lo hace suyo, y hasta al simple acto de abrir una caja o llamar al banquero del programa le da suspense, chispa, picardía.

Así todos los días hasta que Tele 5 culminó la semana mirabilis de Vázquez sacándole de estrella invitada en un capítulo extra, en prime time, de Yo soy Bea, una serie que no pasará a la historia, salvo a la de la infamia. Y de nuevo el tirón. La actriz que hace de la fea secretaria de la revista es buena, una de las pocas, pero Jesús me recordó al estupendo actor que vi en teatro hace años protagonizando una comedia de Oscar Wilde. Cuando el domingo volví a verle presentando Operación Triunfo sentí nostalgia. ¿No estará él -o nosotros- desaprovechando el incomparable carisma de un cómico de verdad?