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Reportaje:

Quiero decirlo y no sé cómo

Un instituto de Rivas crea una tutoría específica para ayudar a alumnos homosexuales

Pedro Zuazua

"Me gusta un chico de mi entorno y no sé si decírselo o no". "Quiero salir del armario y no sé cómo". Son inicios reales de correos electrónicos recibidos en un despacho del Instituto de Enseñanza Secundaria Duque de Rivas. Allí, en Rivas, en un centro con 1.200 estudiantes, surgió hace un año la idea de crear una tutoría específica para alumnos homosexuales.

El vestíbulo de entrada del centro está lleno de carteles. "La discriminación es el peor virus", reza uno de ellos. Pese a ser un instituto, los paneles, todos con referencia a la educación sexual, están impolutos. No hay pintadas con bromas al respecto. "Eso es algo que dice bastante de cómo son los alumnos", dice orgulloso José Joaquín Álvarez de la Roza, de 46 años, profesor del Ciclo Formativo de Gestión de Empresas en el Duque de Rivas.

Tres chicos acuden al programa de manera presencial, otros cinco lo hacen vía 'e-mail'

Él es el alma de un proyecto de tutorías pionero en España. El consejo escolar no sólo le respaldó, sino que hizo constar en acta su firme apoyo al proyecto. En la actualidad, 23 profesores de los 103 del claustro participan de alguna manera en una iniciativa de la que ya se han beneficiado ocho alumnos. Tres lo han hecho, y lo siguen haciendo, de manera presencial; los otros cinco, por e-mail.

Álex, de 18 años, acude regularmente a tutoría. Habla como si fuera mayor. Viste una camiseta con la S de Superman, vaqueros largos, y tiene un piercing en el mentón. "Tienes miedo al rechazo, de tus padres, de tus amigos... Pero yo estaba tranquilo porque sabía que con José Joaquín contaba con un apoyo en caso de caída", cuenta con desparpajo. Álex se declaró bisexual a los miembros de Cogam (Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid) que fueron al instituto a dar una charla; después envió un correo a José Joaquín para contárselo.

"Aquí siempre nos han informado sobre la homosexualidad, con charlas, con películas. Y eso hace que la gente no lo vea como algo raro", explica este joven, que ahora colabora con el tutor en los diferentes talleres e incluso responde a algunos de los correos electrónicos que llegan de otros chicos.

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El caso de Manuel (nombre ficticio), de 17 años, es bastante diferente. Viste un chubasquero azul y debajo una sudadera con capucha. Apenas deja ver las manos y mueve los pies todo el rato. Cuando están quietos los deja en tensión, como si hiciera ballet. Durante la conversación repite varias veces la palabra "miedo". ¿A qué? "Pues a cómo afrontarlo, a cómo decirlo. De momento sólo lo saben mi abuela, mi madre, mi hermana y una amiga", dice con una media sonrisa.

"Estaba agobiado, tenía mucha presión. Cuando vi que existían las tutorías no fui directamente: contacté primero por e-mail", recuerda. Todavía se pone nervioso cuando tiene tutoría, y espera en la puerta del aula -sólo él y el profesor saben dónde se llevará a cabo- con inquietud. "Ahora estoy muchísimo mejor, los profesores te ayudan a tener más claras las ideas, te orientan".

"Creo que, en general, no habría una respuesta muy negativa. Sobre todo me da miedo decírselo a los hombres. A mi padre, por ejemplo. Pero desde que estoy en la tutoría estoy más tranquilo, me agobio menos. Sí, es difícil pero creo que va a llegar el día en que se lo diga", reflexiona Manuel.

"Un 10% de los alumnos está en riesgo. Tienen miedo de hablar de su sexualidad y necesitan un referente", asegura José Joaquín, militante del colectivo gay de Madrid y miembro de la comisión de educación del mismo. El proyecto se centra en tres puntos: atención específica al alumnado homosexual y transexual, jornadas de sensibilización educativa y atención al profesorado para que pueda introducir la realidad afectivo-sexual en los contenidos de las asignaturas que imparten. Es decir, que "Juan y María se quieren comprar un piso" también puede ser "Juan y Luis se quieren comprar un piso".

El momento para actuar

Ser homosexual en el instituto no es fácil. La comisión de educación de Cogam, en colaboración con la Universidad Autónoma de Madrid, desarrolla el estudio Adolescencia y sexualidades minoritarias, en el que adolescentes homosexuales, bisexuales o transexuales exponen sus puntos de vista.

"Mi vida fuera de mi cuarto ha sido un infierno. Una vez me pegaron una paliza sólo por ser gay", cuenta Jaime, de 17 años.

"Tengo 15 años y creo que a los jóvenes homosexuales no se nos tiene en cuenta para nada. Es como si la homosexualidad apareciera... no sé, a partir de los 18 o 19 años", dice Vanesa, madrileña de 15 años.

"Mi primer año escolar fue lo peor, lo peor... Siempre que pasaba toda la fila decía: '¡Tápate el culo, tápate el culo!", relata Mané, de 18 años.

"La adolescencia es una etapa de experimentación, y eso hace que los niños o jóvenes se sientan confundidos, aislados, o que tengan miedo al rechazo", explica Juan Peris, psicólogo que trabajó en el estudio. "La idea de las tutorías me parece muy buena. La adolescencia es un buen momento para actuar y asumir la diferencia sexual", comenta, recordando los suicidios que tienen detrás una homosexualidad no aceptada.

"Si te pasas la vida oyendo la palabra maricón como un insulto, es normal que uno tenga reparos a expresar lo que siente", añade José Joaquín Álvarez de la Roza, promotor de las tutorías en Rivas. "Creo que el proyecto es interesante y extensible al resto del país; puede servir de ayuda a muchos chicos que no saben qué hacer", advierte. José Joaquín Álvarez pone su correo (tutorglbt@yahoo.es) a disposición de todos los que quieran hacer uso de él.

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Sobre la firma

Pedro Zuazua
Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Oviedo, máster en Periodismo por la UAM-EL PAÍS y en Recursos Humanos por el IE. En EL PAÍS, pasó por Deportes, Madrid y EL PAÍS SEMANAL. En la actualidad, es director de comunicación del periódico. Fue consejero del Real Oviedo. Es autor del libro En mi casa no entra un gato.

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