Liberar la certidumbre

Uno de los términos más "felices" de la historia de la fotografía fue creado por el melancólico Roland Barthes, en unos momentos de tristeza, mientras hojeaba un álbum familiar. El instante relatado con un halo de suspense en el mítico libro La cámara lúcida, conducía al lector a un nuevo tipo de intensidad temporal: Barthes está frente a la fotografía de su madre, cuando era una niña, y descubre "la catástrofe que ya sucedió". "Ese punctum sólo existe para mí", escribe, "para vosotros sólo sería una fotografía indiferente, como mucho podría interesar a vuestro studium: época, traje, fotogenia; pero en ella, para vosotros, no habría ninguna herida". La ciencia de la fotografía fundada por Barthes fue, a partir de entonces, la "ciencia imposible del ser único", la paradoja de "la verdad para mí". El estatuto de verdad del medio se distiende y su autenticidad se redefine. El punctum detiene nuestra atención, es una nueva forma de alucinación impregnada de realidad. Pero ya antes había llegado Duchamp. El inventor del ready-made convirtió un simple urinario en una obra de arte simplemente poniéndole un título, Fuente. De forma parecida, la distinción de la fotografía como "índice" concierne al proceso de producción. Los iconos configuran, se pueden seleccionar determinados aspectos del referente como finalidad de la representación. Para ello, no sólo el pie de foto es necesario.

La obra de Peter Piller (Fritzlar, 1968) gira en torno a dos conceptos, el punctum y el ready-made. Sus imágenes parten de un trabajo de vaciado de fotografías de diarios, Internet y legados de fotografías profesionales. Piller clasifica el material según los temas, que siempre están en relación con lo trivial y cotidiano. Pero a diferencia de Barthes, aquí el aguijón del punctum no pertenece -sólo- a la dimensión privada del sujeto. En su segunda exposición en la galería ProjecteSD, el autor alemán presenta una nueva serie a partir de su archivo de prensa: Flechas, 37 imágenes de formatos diferentes, rescatadas de la prensa local y desprovistas del contexto en que han sido publicadas, y en donde las flechas son utilizadas para resaltar algún detalle -el lugar de un accidente, un atraco, la escena de un crimen- de supuesto interés en la imagen gráfica de la noticia. La serie fotográfica es en sí misma un punctum de-subjetivado, un ready-made re-objetivado, la visión del espectro de la noticia salvada de la evidencia bruta. A lo largo de todas las imágenes, el espectador estudia otro tipo de detalles, crea su propia extrañeza, descodifica la fotografía, que ya no es más realidad, sino construcción. Frente a estas fotografías, Piller nos invita a utilizar la imaginación y nos libera del domino de las certidumbres.