Soldado vuelve a golpear
Osasuna confía en la mejoría goleadora de su ariete para lograr el pase frente al Odense danés
Antes del partido contra el Deportivo, Roberto Soldado (Valencia, 1985) exhortó a su equipo a "bajarse de la nube". Sin embargo, él aprovechó para tocar el cielo tras casi cuatro meses en los que sus intervenciones habían sido escasamente efectivas. Durante este tiempo, Osasuna había descubierto a un delantero peleón pero con escaso olfato de gol, todo lo contrario de lo que buscaba en pretemporada, cuando recurrió a la astucia y a la negociación rápida para adelantarse al resto de conjuntos que pretendían al delantero criado en la cantera madridista y que el año pasado se destapó con su continuidad en el Castilla y con sus apariciones puntuales bajo las órdenes de Juan Ramón López Caro.
Pero esta temporada Soldado no encontraba su sitio. La situación llevaba a mal traer al jugador, que sólo había marcado un gol en Liga ante el Athletic y otro en la Copa del Rey contra el débil Peña Sport. Por eso festejó con enorme alegría el primero de los tantos y recibió entre risas el homenaje de la afición pamplonesa, que lo ha rebautizado como gudari (soldado, en euskera). Después, ejecutó otro tanto maestro, propio de lo que se espera del delantero: lucha para robar el balón y solvencia para colarlo, desde fuera del área, por toda la escuadra.
La resurrección parece un hecho. Sin embargo, Soldado necesita más balas y en el equipo de Ziganda las oportunidades no se regalan. Ni las condiciones especiales del contrato del futbolista -si no juega casi todos los partidos el Real Madrid tiene que ser recompensado económicamente por el equipo rojillo- le han facilitado la situación o le han garantizado un puesto.
Osasuna ha mostrado hasta ahora una severa carencia de cara a la portería rival y esta noche frente al Odense danés (20.45 horas, C+) tendrá que mantener el pulso demostrado contra el Deportivo en la última jornada de Liga si quiere mantenerse vivo en la Copa de la UEFA. Y Soldado retomará el papel de ariete junto a su complemento Milosevic. Enfrente, un equipo menor como el Odense, que ya sabe lo que significa dejar en la cuneta a un equipo español, cuando en 1995 eliminó al Real Madrid en octavos de final de la UEFA.
Soldado, en aquel año, comenzaba a jugar en los campos de tierra de Valencia. Ahora, diez años después, le toca ejecutar la venganza del equipo que posee sus derechos y, sobre todo, certificar su recuperación como delantero de garantía para un equipo con demasiados problemas en la Liga.
Ayer mismo, Ziganda, el técnico rojillo, dejó clara la actitud que debe primar entre sus jugadores para evitar la euforia: "Hay que tener en cuenta que el verdadero futbolista es el que llega a jugar 300 ó 400 partidos de alto nivel en Primera División y no el que juega un año y se acabó. El verdadero jugador es el que da el callo el jueves y el domingo", resumió para frenar la euforia de la plantilla.
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