Zoco de coches robados en Nuakchot
El mercado clandestino de vehículos de lujo florece en Mauritania
Se vende Porsche Cayenne Turbo S. Motor: 4,5 litros, V8 biturbo, 521 CV. Sólo 21.000 kilómetros. Tapicería de piel. Todos los extras. Precio: 38.000 euros (en efectivo).
Recién salido de fábrica, ese coche cuesta en España 131.000 euros, cuatro veces más. Quienes no quieran dejar pasar la oportunidad sólo deben darse una vuelta por el distrito de Ksar, en el centro de Nuakchot, capital de Mauritania. Allí se concentran los concesionarios de vehículos de segunda mano más baratos del mundo: Inimuch Auto, El Ebrat Services, Casa Bourse, Atlantique Bourse. Estacionados en explanadas de arena, limpios y en formación de revista, el cliente encontrará los últimos modelos más lujosos a precios increíbles: BMW X-5, 32.000 euros; Toyota Land Cruisser, 31.000 euros; Volkswagen Touareg, 35.000 euros.
Los todoterreno de gama alta se venden en la capital mauritana por la cuarta parte de su precio en España
¿Cómo es posible que esos coches puedan ser adquiridos en Nuakchot por un tercio de su precio en España? Hace meses, un diplomático europeo trasladó a un jefe de la Gendarmería mauritana la necesidad de acabar con "ese tráfico de vehículos robados". "¿Robados?", respondió el otro, con aparente sorpresa. "Bueno, si usted me demuestra que son robados, entonces los requisaremos y detendremos a los vendedores". El gendarme abandonó la reunión en un flamante BMW X-5.
Los informes del Ministerio del Interior reflejan que Mauritania es ya el principal centro de distribución para África Occidental de buena parte de los 150.000 coches que cada año desaparecen en España. Las formas en que éstos llegan al país magrebí son variadas.
El pasado 26 de octubre, la Guardia Civil detuvo a cinco marroquíes, una brasileña y un búlgaro que compraban vehículos de lujo siniestrados, con su documentación legal. Luego robaban otros iguales y, en un taller de Humanes (Madrid) los desmontaban, troquelaban sus números de bastidor y trasladaban sus piezas a los primeros, que luego repintaban. Finalmente, enviaban los automóviles por barco a Mauritania.
En mayo, el capitán de un buque que acababa de atracar en Nuadibú recibió una orden de la Guardia Civil: regrese con su carga al puerto de Las Palmas, de donde ha zarpado. Ocultos en varios contenedores viajaban siete vehículos de lujo. Los coches habían sido robados en Vitoria, Valencia, Alicante, Málaga, Tarragona y Barcelona.
Unos 30 kilómetros al norte de Nuadibú hay un punto caliente del tráfico ilegal de coches. En un campamento destartalado grupos de magrebíes manipulan afanosamente al aire libre decenas de vehículos. Los automóviles que llegan allí tienen dos orígenes. Unos han sido hurtados en Marruecos a turistas extranjeros. Otros han sido adquiridos legalmente en Europa e introducidos en África en la operación Paso del Estrecho. Ya en Marruecos, los dueños de éstos últimos los han vendido a los traficantes y luego han denunciado su robo. La cantidad que les pagan no cubre ni de lejos el precio del vehículo, pero sumada a la indemnización que acabará abonando la aseguradora, les deja un buen beneficio.
Al caer la noche, las caravanas de vehículos robados entran en Mauritania. Parte de ellos son puestos a la venta en Nuadibú y otros siguen hasta Nuakchot. Pero también los hay que van más al sur, hacia el norte de Senegal. Los traficantes bromean con los turistas europeos: "Bienvenidos a Mauritania. Sus coches ya han llegado".
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