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Reportaje:Fútbol | 12ª jornada de Liga

Emerson prefiere no tocarla en casa

El jugador del Madrid defiende peor y pide menos el balón en el Bernabéu que fuera

Diego Torres

Emerson llegó al Madrid con fama de caudillo. Le llamaban Puma y le avalaba Capello, un entrenador que emplea la palabra "guerrero" cada vez que quiere dedicar un piropo. Con estos epítetos sus nuevos compañeros se hicieron una idea de Emerson que abarcaba de todo menos el miedo. Sin embargo, a Emerson el Bernabéu le acompleja. Lo constataron sus colegas y el propio Capello el día del derby. Tras el partido contra el Atlético, en el vestuario, el brasileño se mostró abrumado. No comprendía que la gente le pitara y le increpara. Veía las gradas tan próximas y a los hinchas madridistas en ellas de un humor tan malo que no podía dejar de experimentar un estado de desorientación. Después de diez años en clubes de suburbios recoletos con hinchas complacientes (Leverkusen) o militando para equipos que juegan a 30 metros de sus gradas, separadas del campo por una pista de atletismo, como la Juve y el Roma, el jugador se sintió aturdido.

"Yo no tengo que dar espectáculo", explica el brasileño; "mi función es muy concreta"

El desconcierto se prolongó el martes pasado, cuando, al ser sustituido en el partido contra el Lyon, recibió una sonora pita de los tribunos más nobles de Chamartín: la grada preferente del lateral este, colindante arriba con el palco y abajo con el banquillo, detectaron algo que dicen las estadísticas. Cuando juega en casa, Emerson roba menos balones y elabora menos el juego. Quienes ven su mejor versión son los hinchas contrarios. Los números avisan que mañana en Mestalla, Emerson jugará mejor.

El Madrid fichó a Emerson para que aportase "equilibrio", según Fabio Capello, y esto se traduce en defender. Sin embargo, de los medios defensivos que ha tenido el club en las últimas diez temporadas, Emerson no ha sido el que más balones ha robado. Sólo supera a Diarra y a Makelele. Diarra, su pareja de zona, porque es el pivote libre; Makelele, porque jugaba en un equipo que tenía mucho más la pelota.

Emerson pierde menos balones que otros pivotes, como Pablo García o Redondo, porque no interviene tanto en el juego. Capello le pide que lo evite y él cumple escrupulosamente. "Tengo que trabajar para el equipo", aseguró ayer, consecuente; "yo no tengo que dar espectáculo, tengo una función muy concreta".

Como no quiere distraerse, Emerson prefiere iniciar las jugadas lo menos posible. En su estadio ha dado 36 pases y ha intervenido en 30 jugadas de media por partido. Fuera, se ha ofrecido más -41 pases y 34 jugadas de media por partido- y ha defendido mejor -seis robos de balón en casa contra siete fuera.

Dice Mijatovic que las recuperaciones de balón son un valor de lo que llama "fútbol moderno". También constituyen un mérito fácil de medir. Antiguamente, los jugadores eran admirados por exhibir otras condiciones. El manejo, la habilidad, el sentido táctico y el pase de Schuster, Clodoaldo, Falçao o Redondo no se pueden expresar numéricamente. Sin embargo -y sin ser un volante defensivo-, Redondo debió adaptarse a Capello y le demostró que podía quitar más balones que nadie sin renunciar a pedir la pelota para conducir al equipo. Redondo se pasaba los partidos gritándole a sus compañeros: "¡Dámela! ¡Dámela!".

En su última campaña con el Madrid, Redondo recuperó un balón cada 13 minutos y perdió uno cada 20. La relación entre variables refleja un grado de eficacia al que Emerson todavía no ha llegado. El brasileño recupera un balón cada 14,5 minutos y pierde uno cada 19. En el balance de pérdidas por partido, Emerson desperdicia menos balones que Redondo (4,9 frente a 5,4) porque el argentino intervenía en todas las jugadas mientras que Emerson se abstiene de hacerlo.

Gravesen, muy criticado al final de su corta etapa en el Madrid, siempre se quejó de que lo ficharon para defender cuando él era un centrocampista de ataque. Sin embargo, recuperó un balón cada 12 minutos y perdió uno cada 17. Estos números mejoran los de Emerson. Los de Pablo García también. El uruguayo logró una recuperación cada 14 minutos y una pérdida cada 26. Al igual que Emerson, dijo que tampoco fichó por el Madrid para dar espectáculo.

Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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