"La reina del tablero"

La apariencia dice que Ronaldinho no anda fino, pero los números lo niegan. Ha jugado 18 partidos desde agosto, igual que Deco; es el máximo goleador del Barça, con nueve tantos -seis a balón parado-, y lleva cuatro asistencias en un arranque de curso espectacular más por la estadística que por sus regates. Ronaldinho ha tirado lo suficiente del carro azulgrana para no ponérsele en duda, aunque sus goles fantásticos y sus pases de autor han perdido capacidad de sorpresa entre el aficionado. Sin embargo, su ascendente táctico aumenta para el equipo. Después de tres años, el gaucho ha dado un paso en su juego y cada vez decide mejor su posición en el campo. "La ausencia de Eto'o le ha exigido mayor presencia y la está dando", le elogia Txiki Begiristain, el director deportivo, que le disculpa si no está siendo tan vistoso como antaño: "Su rendimiento es evidente, pero no se puede jugar siempre al límite".

"Tácticamente, es listo y elige bien. Por eso tiene libertad de movimientos", afirma Rijkaard

En lo que va de curso, Ronaldinho ha jugado al menos en cuatro posiciones: en la banda, casi siempre; de interior; de delantero centro, y de mediapunta, cada vez con mayor frecuencia. "Juegue donde juegue, cuando se va, se va", le elogia Xavi, que, como sus compañeros, ya no sólo mira a la banda para encontrarle.

"Lo importante es que no pierde el desborde", insiste. Frank Rijkaard reconoce en él una capacidad de obediencia. "Siempre ha sido disciplinado", descubre el holandés, que le ha visto destrozar dibujos de pizarra con insistencia. "Cuando está bien, lo que inventa está fuera de cualquier táctica", conviene el técnico, que subraya su polivalencia: "Dependiendo del partido, mejor que juegue en un sitio o en otro. Pero, tácticamente, es listo y elige bien. Por eso tiene libertad de movimientos". Tan libre que entre Deco y él decidieron cambiar quién sacaba los córners. "Sólo les pedimos que se distribuyan y que haya siempre gente al rechace y dos por uno atrás", advierten los preparadores.

Juan Carlos Unzué trabajó con Carlos Bilardo cuando jugaba en el Sevilla. Desde entonces sabe que no hay mejor manera para explicar algo de lo que pasa en un campo que usando una metáfora. "Ronaldinho es la reina de un tablero de ajedrez", afirma al elogiar lo mucho que cambia un partido según se mueva por un lado u otro. Y, como reina, su recorrido es largo y con poder: "Si él se mueve, el rival tiene que hacer algo. Ya hemos dado primero", asegura el navarro.

Ejemplo: "Contra el Mallorca, Gregorio Manzano tapó al hombre a los dos interiores, Ronaldinho se fue de la banda y nos generó superioridad cerca del área", explica Eusebio. "Si le hubiera seguido el lateral, habríamos vaciado la banda", justifica, e ilustra: "En Bilbao, cuando ellos se quedaron con diez, sacamos a Giuly, mantuvimos el campo abierto y desbordó como interior". Unzué lo tiene claro: "Hace daño aunque no toque la pelota. Donde él juegue ya es un problema para el rival".

"Juego donde sea, donde más útil soy al equipo", avisa Ronaldinho. "Siempre he dicho que prefiero dar pases antes que golear. Me gusta entrar en contacto con la pelota y lo estoy haciendo cada vez más", asegura contento: ayer recibió por segundo año consecutivo el FIFpro, premio que concede por votación de sus miembros el sindicato de jugadores europeo. "Significa que me he mantenido a buen nivel. Sólo espero seguir haciendo bien las cosas", deseó.

Dentro de un Barça cada vez más práctico -"cuando no estas en la dinámica de apretar al máximo, un poco por el rival y un poco por ti mismo, te vuelves algo conservador", vino a decir Rijkaard-, Ronaldinho brilla más por lo que se ofrece que por lo que resulta. Pero, en cualquier caso, el Barça sigue descubriéndose ante sus capacidades y aferrándose a ellas.