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Crónica:Fútbol | Liga de Campeones
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Barça se vuelve resultadista

Los azulgrana ganan en Sofía tras un mal partido y se jugarán la clasificación con el Werder Bremen en el Camp Nou

Àngels Piñol

Andrés Iniesta, el jugador más angelical del Barça, remató con fuerza y alto a la red tras un potente chut de Deco y acabó con la angustia de los azulgrana. Quedaba media hora de partido, era el 0-2, y el sufrimiento barcelonista (pues la victoria del Werder Bremen sobre el Chelsea le obligaba a no fallar) se acabó. El Barcelona ganó en Sofía ante un Levski respondón y se jugó ganarse el pase a octavos el último día ante los alemanes en el Camp Nou. La gran noche europea está servida. Pese a que se adelantó con mucha antelación en el marcador gracias a un gol de Giuly, le costó al Barça rematar el partido porque desperdició de mala manera sus ocasiones y porque el Levski le achuchó en la primera parte. Iniesta, que se ha desmelenado últimamente como goleador, cerró el debate y entonces el equipo búlgaro languideció, rindiéndose al final a la jerarquía azulgrana.

LEVSKI SOFIA 0 - BARCELONA 2

Levski Sofía: Petkov; Milanov, Topuzakov, Tomasic, Wagner; Borimirov, Richard Eromoigbe; Angelov (Telkiyski, m.56), Bardon, Yovov (Ognyanov, m.71); y Domovchiyski (G. Ivanov, m. 56). No utilizados: Mitrev, Minev y Dimitrov.

Barcelona: Víctor Valdés; Zambrotta, Puyol, Márquez (Oleguer, m.62), Sylvinho; Iniesta (Ezquerro, m.80), Motta, Deco; Giuly (Xavi, m. 58), Gudjohnsen y Ronaldinho. No utilizados: Jorquera, Thuram, Gio y Edmilson.

Goles: 0-1. M. 4. Zambrotta centra desde la derecha, Gudjohnsen peina la pelota, Milanov rechaza y Giuly empalma a la red. 0-2. M. 64. Jugada de Deco, que progresa, cambia de ritmo, remata desde fuera del área, rechaza el portero e Iniesta marca.

Árbitro: Yuri Baskakov. Rusia. Mostró la tarjeta amarilla a Motta, Milanov y Borimirov.

Estadio Vasil Levski. Unos 43.000 espectadores.

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El desenlace fue plácido para el Barça, pero, durante casi una hora, el partido resultó tan intenso y eléctrico como la cantidad ingente de bengalas que se encendieron en la grada nada más empezar. El Barça se jugaba mucho en el envite y no se acoquinó ante la intimidatoria puesta en escena del Vasil Levski. Tanto es así que a la primera internada por la banda de Yoyov, respondió con un gol. Zambrotta se vio superado por el volante búlgaro pero segundos después se redimió con un centro preciso al área que Giuly empujó a la red. El gol del francés, que suele ser decisivo en los partidos europeos, situaba al Barça en el escenario idílico, porque apenas habían pasado cinco minutos y ya mandaba en el marcador.

Pero lejos de arrugarse y deprimirse por el golpe de mano del vigente campeón, el Levski aceptó el desafío. Será el equipo búlgaro novato en la Champions y uno de los más goleados del torneo, pero su juego es atractivo. Ocurre que ha pagado caro estar encuadrado en el grupo más difícil de torneo. El líder búlgaro le discutió el balón al Barça hasta el punto de tener mayor posesión en la primera parte; lo movió con rapidez, presionó y entró con relativa facilidad por las bandas. Y el partido se equilibró en el juego de modo peligroso para los azulgrana. En ese momento, el Werder ya ganaba al Chelsea. Consciente del riesgo, el Barça fue contundente en defensa, y tanto Puyol como Sylvinho desarbolaron dos peligrosas internadas de Angelov y Yoyov en el área. Borimirov, el medio centro, estuvo a un paso de darle también un susto a Víctor Valdés.

Fue una cuestión de desequilibrios porque la firmeza del Barça en defensa contrastó con la flojera en ataque. Conducido por la solvencia de Iniesta y protegido por la intensidad de Márquez y Motta, el Barça rondó el área pero le falló la pegada a Gudjohnsen, o se adornó demasiado, o se topó con la zaga del Levski, que había sufrido sendos revolcones del Werder Bremen y del Chelsea, que le ganaron por tres goles. El decorado apenas cambió tras el descanso: el islandés se plantó solo dos veces ante Petkov pero, o chutó fuera, o la zaga evitó el gol. No hubo forma, porque hasta en una de esas ocasiones Giuly marró un disparo con la portería vacía.

El sufrimiento estaba servido porque aunque el Levski, agotado por el esfuerzo, no se prodigaba en ataque, el Barça sabía que jugaba con fuego: en una de las ocasiones la grada reclamó penalti sobre Wagner. Quedaba media hora para el final y Deco, harto del suspense, puso la directa: se fue hacia Petkov e Iniesta tradujo su disparo en gol. El volante remató desde la demarcación de extremo, puesto que volvió a ocupar, como en la primera temporada de Rijkaard, después de que Xavi hubiera sustituido a Giuly. La entrada de Xavi serenó a los azulgrana y el tercer gol rondó la portería de los búlgaros, pero no llegó. El Barça respiró y el Levski se despidió de su afición con una traca y cánticos de la grada. Los azulgrana se jugarán el pase a octavos en el Camp Nou ante el Werder Bremen.

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