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Barcelona quiere reducir el papel del automóvil en las entradas y salidas de la ciudad en el horizonte de 2018

El Ayuntamiento de Barcelona teme que el futuro del tráfico en la ciudad sea el colapso. De ahí que esté trabajando en un plan de movilidad que contempla, como elemento fundamental, la reducción del papel del coche en las entradas y salidas de la ciudad. El objetivo, explicó ayer el concejal de Movilidad, Ferran Julián, es incrementar el número de movimientos en transporte público, como vía para reducir la importancia del coche privado. Para ello, habría que aumentar en 765.117 el número de desplazamientos de entrada y salida respecto a los actuales.

Julián explicó las líneas "filosóficas" que inspiran el plan de movilidad municipal: la seguridad, de modo que se reduzca el número de accidentes; la sostenibilidad, con el fin de minimizar los perjuicios al medio ambiente; la equidad, para garantizar el derecho a moverse libremente, y la eficiencia, es decir, que tienda al mínimo el tiempo necesario para los desplazamientos.

Para aplicar estos principios, dijo el concejal, hay que aumentar el papel del transporte público y reducir el del transporte privado. No es un asunto fácil, reconoció, pero o se actúa o se va hacia la congestión.

La situación actual, según datos elaborados a partir de observaciones directas y de encuestas, es que en los movimientos internos ocupa el primer lugar el desplazamiento a pie o en bicicleta, que representa el 47,2%. El transporte público, en cambio, es el 29,6% y el transporte privado, el 23,1%. El objetivo es que, en 2018, el número de movimientos a pie o en bicicleta suponga el 54% y que el vehículo privado caiga al 18%. Para ello, el transporte público tiene que alcanzar el 28%. No se trata de un objetivo inalcanzable, dijeron tanto el concejal como el gerente del área, Ángel López. Bastará para ello que entre en funcionamiento la línea 9 del metro, actualmente en construcción, así como las prolongaciones ya previstas en el resto de líneas y una mejora radical en la red de autobuses, cuya eficiencia no es ahora excesiva.

Otro asunto es el de los movimientos de entrada y salida a la ciudad, verdadera cruz del tráfico municipal, porque ahí es donde ya el colapso se insinúa, de modo que estará garantizado si no se actúa a tiempo. Con el agravante de que las entradas de vehículos repercuten también en una mayor densidad en las vías interiores.

El punto de partida claro es que las vías de entrada y salida para coches no van a incrementarse, por lo tanto, la solución tiene que producirse a través del aumento del transporte público, sobre todo a través del ferrocarril (Renfe, metro, Ferrocarrils de la Generalitat y tranvías). El objetivo declarado por Julián es que el transporte público de entrada y salida gane

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765.117 usuarios de media diaria. Actualmente, los servicios de Cercanías son utilizados por una media de 400.000 personas, de modo que en 2018 debería aumentar hasta casi 1,2 millones.

El Ayuntamiento de Barcelona, explicó el concejal, confía en la adecuación del plan director de infraestructuras, de modo que se potencie el transporte público en la medida en que sea necesario.

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