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Reportaje:

Reyes en el tablero

Iñigo Argandoña y Santi González obtienen el título de Maestro Internacional de ajedrez

Son jóvenes, pero están preparados de sobra, al menos para el ajedrez. Iñigo Argandoña (San Sebastián, 1981) y Santi González (Bilbao, 1982) han obtenido recientemente el título de Maestro Internacional de este deporte. Son los primeros que logran este reconocimiento en el País Vasco en los últimos 20 años. Eso sí, pese a los esfuerzos, el suyo tiene visos de ser un caso aislado: no se adivina una generación que empuje por detrás.

Ahora sólo tiene por encima a los jugadores con la categoría de Gran Maestro, según las normas de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE). "Es como si fuéramos licenciados, y ellos doctorados o catedráticos", explica González. La FIDE establece que los aspirantes a este rango deben acumular a lo largo de su carrera 2.400 puntos y sumar tres "actuaciones meritorias" en torneos de renombre nacional o internacional, en los que debe haber, al menos, cuatro participantes que no sean españoles, dos Maestros Internacionales y un Gran Maestro. Argandoña y González, que empezaron a jugar en sus casas, de la mano de sus familias, continúan así el legado de destacados ajedrecistas vascos, como el ya retirado Félix Iceta y Mario Gómez -ambos con el título de Maestro Internacional-, Rafa Álvarez, Patxi Gallego o Txelu Fernández. "Ahora no nos podemos permitir dar mala imagen y perder con alguien inferior. Tienes que demostrar que eres merecedor de la categoría. Creo que me hará mejorar y superarme", indica Argandoña.

Son los primeros que logran este reconocimiento en el País Vasco en los últimos 20 años
Los dos jóvenes ajedrecistas pertenecen al club Gros Xake Taldea, de San Sebastián

Él, junto a González, viajó el mes pasado hasta Fuegen, en el Tirol austríaco, para tomar parte en la Copa de Europa de Clubes. El equipo de ambos, el Gros Xake Taldea de San Sebastián, ocupó el séptimo puesto final, solo mejorado por los potentes clubes rusos e israelíes. "Era la primera vez que un equipo vasco iba a competir a Europa. Como mucho, aspirábamos a estar entre los diez primeros, pero jugamos muy bien", indica el donostiarra. "Lo mejor de todo era el ambiente de ajedrez que se respiraba. Era espectacular ver la actitud con la que los jugadores top-ten afrontaban las partidas", explica González. Pese a todo, aún había tiempo para relajarse. "Los ajedrecistas son gente normal. Por la noche, las discotecas de la ciudad estaban repletas de jugadores", añade Argandoña. Gros Xake Taldea posee un proyecto ambicioso, con una red de enseñanza que abarca a casi 700 niños y niñas de toda Guipúzcoa, pero no ha dudado en reclutar a ajedrecistas de otros países. Así, forman parte de él Loek Van Wely (Holanda), Pengxiang Zhang (China), Christian Bauer (Francia) y Hichem Hamdouchi (Marruecos). "Sólo les vemos cuando se disputan los torneos por equipos, pero la convivencia es muy buena. Somos amigos desde hace bastante tiempo y el espíritu de equipo es extraordinario", señalan ambos.

González trabaja como becario en el Departamento de Física de la Materia Condensada en la Facultad de Ciencias de la UPV, mientras que Argandoña se dedica a impartir clases de ajedrez. Para él, "ha vuelto" la afición por este deporte entre la juventud, "pero es complicado sacar jugadores de nivel. Les falta algo para llegar hasta ahí". González asiente: "Soy optimista, porque la situación era peor hace unos años. Ahora ha mejorado. Pero los que alcanzan la élite son muy pocos". El Gobierno vasco, tras la polémica suscitada en 2004, dio marcha atrás e incluyó al ajedrez como modalidad deportiva en el decreto de Cultura del pasado 31 de enero.

Deporte escolar

En el ajedrez persisten las normas del deporte escolar, que impide, por ejemplo, que un menor de 14 años pueda ingresar en la Federación Vasca. De esta manera, hasta esa edad, sólo puede participar en ajedrez reglamentario si compite contra otro chaval de la misma edad. "Lo entiendo para el fútbol o el baloncesto, pero en el ajedrez eso es limitar el potencial del jugador. Esto solo pasa aquí, y cuando los chavales de 15 o 16 años salen a los Campeonatos de España, se llevan unos palos espantosos", afirma Iñigo Argandoña.

Para Santi González hay, además, otro motivo que reduce las posibilidades de progresar. En el período escolar, los niños practican ahora más deportes, como parte de una educación saludable y lúdica, pero eso frena que se centren en una modalidad. El resultado es la pérdida de competitividad, sufrida sobre todo por deportes minoritarios. "Los chavales lo tienen ahora todo, y no están muy dispuestos a realizar grandes esfuerzos", concluye.

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