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Reportaje:

"Sólo hago mi trabajo"

Ronaldinho, 'pichichi', acapara todos los elogios y recuerda: "Éste es mi papel"

Ronaldinho ha vuelto. El Camp Nou, entusiasmado, lo celebró en grado superlativo: gritó sus goles, coreó su nombre y le regaló todos los elogios posibles. Sus compañeros no se quedaron atrás: "Fantástico", le definió Zambrotta camino del aeropuerto, a la carrera. "Es extraordinario. Siempre decide", aseguró el presidente del Barça, Joan Laporta, quien reconoció anoche al Ronaldinho que se añoraba. "Sí, he visto al Ronaldinho de siempre, el que siempre da la cara y el que está a disposición del equipo por encima de todo. Además, siempre está al servicio del espectáculo", concluyó. "Ha decidido el partido luchando hasta el último minuto. Es capaz de hacer grandes cosas y ha vuelto a sentenciar gracias a una mentalidad ejemplar", señaló el técnico azulgrana, Frank Rijkaard. "A balón parado, marca diferencias siempre. Le maniatamos en el juego, pero no se le puede dar una opción al borde del área. Lo pagas", dijo Víctor Fernández, el del Zaragoza. Y, en ésas, el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, lo resumió todo: "Sencillamente, es el mejor. El partido ha sido dramático, pero él es el más inteligente, el de mejor toque. Ha vuelto a sentenciar".

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Ronaldinho recogió el testigo de tantos elogios. "Sólo hago mi trabajo, Éste es mi papel. Trabajo al ciento por ciento para esto", explicó el Gaucho, que marcó su octavo gol en esta Liga. Lleva dos de falta, dos de penalti, otros dos de cabeza y dos de jugada. Así, es el pichichi, junto a Kanouté (Sevilla), Diego Milito (Zaragoza) y Van Nistelrooy (Madrid). Ayer marcó un tanto de cabeza a la salida de un córner y el segundo en el lanzamiento magistral de una falta. Tanto que obligó a Sylvinho a llevarse las manos a la cabeza. "Era lo mejor que podía hacer", concluyó el lateral brasileño. Ronie se volvió loco con ese gol, que celebró buscando el abrazo de Rijkaard. Luego fue estrujado por Thuram, que le tiró de la coleta, y por el portero, Valdés, presa, como todos, de una alegría descomunal.

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