La depresión del triplista

Triplista brillante y anotador reputado, Rubén Douglas nunca se había encontrado en una situación como la que sufre ahora. Ni en sus peores sueños se imaginaba un porcentaje de triples tan sonrojante: siete canastas de 55 intentos en su primer curso en la ACB, un ridículo 12,7% de acierto. Y, lo que es peor, 20 fallos consecutivos en los 20 últimos lanzamientos, una racha desastrosa que se ha cebado con el escolta del Pamesa y a la que no encuentra explicación.

Por más que lo intente, Douglas sólo ha conseguido empeorar sus registros a cada partido. En su debut anotó dos triples de ocho intentos frente al Tau, 0 de 4 contra el Polaris Murcia, 1 de 9 ante el Barcelona, 1 de 5 contra el Etosa y 3 de 9 contra el Fuenlabrada, su mejor registro hasta ahora. Desde aquel partido, que supuso la destitución del técnico, Ricard Casas, la crisis es brutal: 0 de 10 contra el Joventut, récord negativo de la temporada; 0 de 7 contra el Akasvayu, y ayer 0 de 3 contra el Gran Canaria. "Ya no sé qué hacer, no tengo explicación. Nunca me había pasado esto. Sé que puedo encestar, pero, por alguna razón que no comprendo, no entran los tiros. Sólo puedo trabajar más y más. En el futuro entrarán", dice Douglas.

El Pamesa se volcó este verano en fichar al ganador y mejor jugador de la pasada ULEB, nombrado escolta del año y mvp de la final con el Dinamo de Moscú. "Lo fichamos como referente ofensivo", explica el director deportivo, Johnny Rogers. El club realizó una gran inversión para superar sus problemas desde la línea de 6,25 metros y lo presentó como "un anotador completo con muy buenas estadísticas". El Pamesa destituyó el curso pasado al escolta Derrick Dial por sus nefastos porcentajes de tres: 3 de 11, 0 de 10... Pero Douglas marcha por el mismo camino. O peor. Nadie lo esperaba, vista su hoja de servicios.

Douglas, que hace dos semanas cumplió 27 años, fue el máximo anotador de la Liga universitaria estadounidense en 2003 con Nuevo México al sumar 28 puntos de media. Fue la temporada en que se licenció en periodismo. Luego, hizo las maletas y en los cuatro últimos años ha jugado en cuatro países diferentes: en Grecia con el Panionios, en Italia con el Fortitudo Bolonia y en Rusia con el Dinamo de Moscú antes de recalar en el Pamesa. Su reputación de fino anotador le ha acompañado siempre. Es más, un triple suyo en el último segundo del último partido de la Liga italiana, desequilibrado y con un defensa encima, dio el título de 2005 a su equipo.

"Los compañeros y el entrenador me animan, pero... nada", se resigna Douglas. "Es una cuestión de coco más que otra cosa. Por mi experiencia, cuando estás negado, te comes la cabeza. Cada error lo agrava más y la bola se va haciendo grande. Sólo hay una solución: que entre el primero", explica el ex base Nacho Rodilla, adjunto a la dirección técnica del Pamesa en la cantera y que coincidió en Italia con Douglas. "Me preocupa su racha", añade su técnico, el griego Fotis Katsikaris, "pero su rendimiento en general es bueno". Inútil desde el perímetro, Douglas, de 1,93 metros, ha enmendado su poca puntería con la lucha bajo el aro. En los últimos tres partidos ha capturado 20 rebotes, los mismos que triples fallados.

Douglas nació en Pasadena (California, EE UU), pero posee el pasaporte panameño gracias a su padre, Rogelio, baloncestista internacional en los años 60. Gracias a eso lideró en el Mundial de Japón a Panamá, rival de España en la primera fase, y anotó 13,2 puntos por partido con un porcentaje del 32% desde 6,25. Douglas llegó a un 45% de acierto en triples en la Liga universitaria, un 39% en Grecia, un 35% en Italia y un 36% en Rusia. Mucho mejor que ahora, un 12%. Sin explicaciones a su crisis, bromea con las causas: "Tal vez como demasiada paella".