El alumno golea al profesor
Ricardo López fue profesor. Enseñó castellano durante su estancia en Manchester. Sin cobrar, claro. Lo hizo por amistad. Porque le cayó bien su discípulo, un chico holandés que se había dejado crecer el flequillo sobre la frente y que irradiaba una bondad bucólica. Ambos, maestro y alumno, trabaron amistad empujados por coincidencias. Eran extranjeros en una ciudad inhóspita y cultivaban las mismas aficiones -la charla fácil, las cañas, la vida familiar- y las mismas fobias -sir Alex Ferguson-.
Ayer, Ricardo y su ex discípulo se reencontraron en el Reyno de Navarra, un estadio que desde que cambió de nombre -se llamaba El Sadar- ha perdido magia. El Reyno, que ya no intimida al Madrid, también agitó el ánimo del chaval de Holanda, de nombre Van Nistelrooy.
Hacía un año y medio que no se veían sobre un prado. La última vez que lo hicieron fue en Carrington, en los campos de práctica del Manchester United, donde Ricardo ejercía de portero.
Ayer Ricardo defendió la portería de Osasuna. Cinco veces se vio cara a cara con Van Nistelrooy. En las cinco, el holandés, que ya habla un castellano cervantino, le mandó el balón a la red. Cuatro goles subieron al marcador. Un quinto fue anulado por fuera de juego. Todos tuvieron facturas diversas: hubo un globito, un tiro raso al primer palo con la pierna izquierda, un disparo en parábola al segundo palo con la derecha, una definición con la izquierda tras un rechace y otra con la derecha, también de palomero. Tras el partido Ricardo lamentó, sobre todo, el primero: "La cagué en el rechace. Debí mandarla al costado".
Van Nistelrooy se retiró como pichichi. Lleva ocho goles en Liga. El Madrid crece. Y Osasuna se crispa. Tras el partido, Delporte se lio a puñetazos con un grupo de seguidores.
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