Sarriugarte, en el alambre
El futuro del joven técnico del Athletic depende de la imagen que dé su conjunto en Mestalla
La depresión en el Athletic está a punto de tocar fondo. La eliminación en la Copa ante el Mallorca y la forma en que se produjo, así como la mala trayectoria en la Liga -una sola victoria y al borde de los puestos del descenso-, han convertido su partido de hoy contra el Valencia en lo más parecido a un ultimátum para el entrenador rojiblanco, Félix Sarriugarte, de 42 años.
Oficialmente, el club no se ha pronunciado al respecto, pero el ruido de sables ha traspasado las paredes del palacio de Ibaigane, la sede, y el de Valencia es el primer examen de un joven técnico y un equipo que no acaban de dar el salto definitivo.
El Athletic es mirado con lupa. El partido de hoy no se delimita en la frontera del resultado. Más allá de una victoria o de una derrota, el futuro de Sarriugarte depende de la imagen que transmita el Athletic en Mestalla, un estadio en el que no suele encontrar resultados positivos.
Pánico en San Mamés al repetirse la mala marcha del curso pasado, cuando cayó Mendilibar
La depresión es casi absoluta. La derrota en Mallorca ha dejado mudos a los jugadores. Nadie quiere hablar. Sólo el capitán, Etxeberria, obligado por el cargo, transmitió en una rueda de prensa la preocupación del vestuario por la falta de juego y resultados.
Entre los aficionados cunde el desánimo ante una temporada que se parece demasiado a la anterior. Una repetición que produce pánico en San Mamés. Entonces, a estas alturas, fue destituido como preparador José Luis Mendilibar y el Athletic sufrió hasta el penúltimo día de la competición. Aquélla fue también una apuesta arriesgada por un técnico sin contraste en Primera, como la actual de Sarriugarte, que proviene del equipo filial, al que dirigió en la Segunda División B.
La directiva, muy disminuida tras la dimisión del presidente, Fernando Lamikiz, y media docena de sus directivos, sabe que no podrá mantener a Sarriugarte si no cambia el rumbo del equipo. Y es que el Athletic resulta hoy por hoy muy poco convincente, acosado por su falta de creatividad y la reiteración de fallos defensivos. Las lesiones han hecho el resto, impidiendo a Sarriugarte repetir alineación y obligando a debuts apresurados de jóvenes.
Hasta ahora, el Athletic sólo ha vivido convulsiones en su entorno. Los sufrimientos de la pasada temporada concluyeron con la dimisión de Lamikiz, repudiado por quienes dos años antes le habían votado masivamente. Luego, el caso del fichaje ilegal de Zubiaurre se ha saldado con una sentencia desfavorable para el Athletic y favorable para la Real Sociedad, que cobrará al menos 5 millones de euros, a la espera de los recursos ante el Tribunal Supremo. Para colmo, el Athletic aún no ha ganado un solo partido en San Mamés y de la decepción se ha caído en la depresión.
Los rojiblancos tienen ahora dos partidos seguidos fuera de La Catedral: ante el Valencia, que juega otra Liga, y frente al Espanyol, inmerso en la misma disputa que el Athletic y prácticamente con sus mismos problemas. Ése es todo el crédito que le queda a Sarriugarte, que, sin duda, no podría superar una nueva imagen deprimente.
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