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Reportaje:Elecciones legislativas en EE UU

Un republicano contra corriente

Un candidato conservador negro intenta ser senador por el Estado 'demócrata' de Maryland

"¿Cómo saben las encuestas si los negros votamos o no a los demócratas o a los republicanos? Yo jamás le he dicho a nadie cómo voto?" Arthur Hayes no quiere hablar sobre el apoyo dominante de los afroamericanos al partido demócrata. Asiste, con otras 300 personas -más blancos que negros- a un festival en Bowie (Maryland), a hora y media de Washington, por el que Michael Steele acaba de pasar. Steele es el candidato republicano negro al Senado por Maryland, y va contra corriente: un republicano en un Estado demócrata y en unas elecciones en las que su partido está destinado al fracaso; y un republicano negro, con estadísticas que indican que el 89% de los afroamericanos votaron a Kerry en 2004.

Defiende un plan contra la pobreza, y está contra el aborto y la pena de muerte
Su esperanza es el voto 'secreto' de los negros que no confiesan que votan republicano
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Steele ha hecho una campaña inteligente, muy distanciada de Bush y apoyada por líderes de la comunidad negra, como el empresario del hip-hop Russell Simmons, la dueña de la cadena Radio One Cathy Hughes, el excéntrico promotor de boxeo Don King o el polémico ex campeón Mike Tyson. Ha sido respaldado por un puñado de cargos locales demócratas negros -"se acabó eso de que el voto afroamericano tiene un solo dueño", según Eugene Grant, alcalde de Seat Pleasant- y por una coalición de pastores y líderes religiosos, que creen que tiene "un nivel moral superior".

"Espero que el martes, la comunidad afroamericana y las otras se pregunten: ¿Quién va a trabajar a favor de mis intereses? Y espero que lleguen a la conclusión de que soy yo", dice Steele, de 48 años, que lleva meses de eficaz campaña en pequeños clubes locales como este de Bowie, en ayuntamientos, en escuelas y en centros comerciales. "Me gusta Steele, básicamente, porque dice las cosas claras. Cuando se le hace una pregunta, responde sin irse por las ramas. Sabe lo que va a hacer si sale elegido", según Hayes, al que le gustaría "más consenso en Washington entre republicanos y demócratas para solucionar nuestros problemas". "Steele se ha distanciado mucho del presidente, un montón. ¡Y hace bien!", dice Stephanie, pero añade: "Es que yo soy republicana y católica también".

Steele, hasta ahora número dos del Gobierno regional de Maryland, fue seminarista; defiende un plan contra la pobreza y la subida del salario mínimo, está en contra del aborto y de la pena de muerte y a favor de la investigación con células madre si no destruyen embriones en el proceso. Su adversario, el demócrata Ben Cardin, ha tenido el apoyo de los Clinton, del senador negro de moda, Barack Obama, y del actor Michael Fox, enfermo de Parkinson y abanderado de la experimentación con células madre. Cardin, un político con imagen de burócrata apoyado por el aparato del partido y una amplia lista de líderes sindicales, empresariales y sociales, acusa a Steele de ser un lobo con piel de cordero, de esconder sus lazos con Bush y de suavizar su ideología extremadamente conservadora.

El voto negro tradicional, abrumadoramente demócrata; el Partido Demócrata, mayoritario en Maryland, y factores tan importantes como The Washington Post, que ha respaldado a Cardin, ponen muy cuesta arriba las posibilidades de Steele. Su esperanza es el voto secreto de los negros que no quieren confesar que votan republicano. "Según nuestros sondeos, hasta un 24% del electorado afroamericano de Maryland está pensando en votar a Steele", afirma uno de sus portavoces

Poco a poco, Steele ha ido remontando los sondeos, y este fin de semana está sólo a seis puntos de Cardin, cuando hace un mes estaba a 11. ¿Dará la campanada? ¿Será la excepción en este annus horribilis que se les pronostica a los republicanos? Es muy difícil, pero no imposible.

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