Saura batalla por una vicepresidencia

La coalición Iniciativa Verds-Esquerra Unida (ICV-EUiA) vio ayer cumplido uno de los principales objetivos que se impuso antes de que arrancara la carrera electoral catalana hacia el Gobierno de la Generalitat: resucitar la alianza de izquierdas. Sin embargo, la formación luchará en los próximos días para alcanzar el segundo objetivo: lograr cotas más amplias de poder gracias a una redistribución de fuerzas. Este reparto, defiende, debe tener en cuenta que ICV, aún siendo la más modesta de los tres, es la única formación del tripartito que creció.

En este sentido, según fuentes conocedoras de la negociación entre los tres partidos de la izquierda catalana, el líder de la coalición ecosocialista, Joan Saura, aspira a ocupar una segunda vicepresidencia del nuevo Ejecutivo de la Generalitat, por la que batallaba ayer por la noche. A pesar de que la arquitectura del nuevo tripartito todavía está abierta, el presidente de ICV se encargaría de desplegar el Estatuto.

Más allá, la formación rojiverde conservaría el Departamento de Relaciones Institucionales y Participación, y el de Medio Ambiente y Vivienda, este último ahora ocupado por Francesc Baltasar.

Saura se felicitó ayer por el acuerdo cerrado con los líderes del Partit dels Socialistes (PSC), José Montilla, y de Esquerra Republicana (ERC), Josep Lluís Carod, para establecer un protocolo de actuación con el que encarar la negociación definitiva que, desde el punto de vista político, fijaría la estructura gubernamental y programática.

Lo repitieron a lo largo de toda la contienda electoral, e incluso lo reivindicaron en su lema de campaña. ICV-EUiA quería prolongar la alianza de izquierdas con el PSC y ERC; quería una nueva oportunidad para el Gobierno tripartito. El pasado miércoles, una vez escrutados los resultados electorales -que avalaron el crecimiento de la coalición ecosocialista augurado por todas las encuestas-, ICV-EUiA volvió a hacer pública su apuesta decidida por reeditar el tripartito.

Pero quiso hacer valer ante socialistas y republicanos un dato a su favor: si la formación rojiverde no hubiera pegado un estirón, ampliando sus escaños de nueve a doce en el Parlamento catalán, hoy por hoy el tripartito no tendría mayoría.