En busca de sensaciones
El concepto de "cultura intangible" se convierte en un reclamo primordial del turismo
Barcelona, Madrid y Bilbao lo han logrado: convertir la cultura en una experiencia viajera. El turismo cultural empieza a buscar más allá del empacho de museos; del tono monocorde de una visita guiada por monumentos e iglesias; de la explicación exhaustiva de la vida y obra de ese personaje convertido en busto donde se posan los pájaros. Muchas ciudades europeas apuestan por la vitalidad de lo que se conoce como la "cultura intangible": Dublín, por su ambiente nocturno; Amsterdam, por el pulso callejero y como centro de reuniones; Berlín, por su escena musical, sus clubes y el arte, reclamándose como metrópoli cultural.
"El visitante persigue sensaciones y vivencias", comenta Enrique Torres, presidente de la Asociación de Expertos Científicos en Turismo (Aesit). En Andalucía, las rutas del flamenco. En Barcelona, Colón, que se sube al citybus.
La imaginación y la cultura concebidas en sentido amplio son las nuevas claves para experimentar la ciudad. "Barcelona es un buen ejemplo. Ha desarrollado una estrategia de imagen que incluye arquitectura, museos, ambiente, moda, diseño y organización de eventos [como el Fórum de las Culturas]", comenta Greig Richards, experto de Tourism Research and Marketing. Incluso existe un paso más, subraya Richards: el turismo creativo. Se trata de disfrutar, participar y aprender, es decir, "no limitarse a probar unas tapas en España, sino aprender a cocinarlas, o hacer cursos de enología en bodegas".
El tirón del Guggenheim en Bilbao; el cuidado de Barcelona por los detalles urbanos; la excelencia de los museos madrileños. A España llegaron el año pasado 7,3 millones de turistas atraídos por la cultura, según los datos que presentó Turespaña en la reciente Feria del Turismo Cultural de Málaga. Y gastan más que la media. "El éxito reside en una estrategia pensada a largo plazo. Barcelona como ciudad cultural es un proceso de 15 o 20 años, igual que el de Glasgow, que fue ciudad europea de la cultura en 1990. Crearon la Burrell Collection, un año de arquitectura [en 1999 fue distinguida como la ciudad de la Arquitectura y el diseño en el Reino Unido], nuevas exposiciones y eventos, todo acompañado de una buena estrategia de marketing. Hay que desterrar la idea de que es suficiente con poner un museo, y olvidarse de crear la cultura sólo para los turistas. Es necesario implicar a los habitantes, como hace Tarragona con la semana romana", prosigue Richards. Con todo, un museo innovador es un gancho perfecto para ciudades que, de otro modo, seguirían en el anonimato turístico. Es el caso de Karlsruhe, en la Selva Negra alemana. El Centro de Arte y Media, el más importante del mundo en alta tecnología unida a la creatividad, es visitado por miles de personas cada año.
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