Un israelí para olvidar a Molina
Aouate, recibido con escepticismo en Riazor, se convierte en la garantía defensiva del Deportivo
Cuando el fallecido Ramón Mendoza, presidente del Real Madrid, presentó al delantero argentino Juan Eduardo Esnáider sólo atinó a comentar: "Y como pueden comprobar, es muy guapo". Algo parecido pensó la afición del Deportivo cuando el presidente del club, Augusto César Lendoiro, entregó a Pedro Munitis al Racing de Santander a cambio del portero israelí Dudu Aouate. La operación fue un enredo que se alargó durante todo el verano. A Munitis lo acompañaron a El Sardinero, como cedidos, Rubén y Momo. Y el Depor se quedó también con otro jugador del Racing, Antonio Tomás, aunque se lo prestó al equipo santanderino por una temporada. Difícil de explicar el lío si no se repara en que el menudo delantero percibía casi dos millones de euros netos en A Coruña -le quedaban cinco años de contrato- cifra desorbitada para un club obligado a poner a dieta las nóminas tras años de despilfarro.
La ultraordoxia judía pidió apartarlo de la selección por aplazar el deber del 'Yom Kipur'
Dudu Aouate llegó a Riazor sin un gran pedigrí. Había ganado dos ligas en Israel, había sido el portero menos goleado por aquellos pagos, había defendido la portería del Racing tres temporadas y era internacional con su país. Aouate contaba con las bendiciones del ex portero Francisco Liaño, cántabro y pieza clave del Super Depor, que lo considera "el guardameta que mejor maneja los pies", y con el plácet del entrenador deportivista, Joaquín Caparrós, quien lo esperó hasta agosto.
Ahora, el portero israelí afronta el reto de sustituir a otro mito del deportivismo, José Francisco Molina. "Mi fichaje ha sido un poco fuerte", reconoce Aouate, "Fue mucho tiempo de negociaciones y hubo un cambio por otro jugador como Munitis, pero, al final, todos están contentos". Como dijo Mendoza de Esnáider, Aouate es muy resultón. Y aunque dice que no le gustan los líos, parece que tampoco puede evitarlos. A finales de septiembre, montó sin pretenderlo un revuelo en Israel. Anunció que retrasaría el cumplimiento del Yom Kipur, el Día del Perdón para los judíos, y el diputado del partido ultraortodoxo Shas Iaacov Margui pidió que no le dejasen volver a la selección. "Se montó mucho ruido por una persona que se quiso hacer famosa. Pero he vuelto a la selección y me recibieron muy bien. El Yom Kipur es algo personal. Yo lo cumplo, pero hay gente que no lo hace y no sucede nada".
En el campo, Aouate no pasa desapercibido gracias a su larga melena. Lejos del césped, es un tipo "normal", algo tímido, que lleva todas las mañanas a sus hijas al colegio y consume las tardes con su familia, "lo más importante en la vida". No le gusta la farra: "Tengo mujer y niñas y quiero estar todo el tiempo con ellas". Hasta leyó un libro de autoayuda para comprender mejor a su pareja: "En los libros está todo, me gusta mucho leer". Hoy se enfrenta al Barça, a una de las delanteras más temidas. "Aunque no esté Eto'o, son los mejores del mundo. Pero si trabajamos duro, los tres puntos se quedarán aquí". Lo dice un tipo que ha convencido a una gran parte de la afición de que el cambio por Molina ha merecido la pena.
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