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Entrevista:PATXI ZABALETA | Coordinador general de Aralar

"En ETA existen contradicciones, pero no se dan condiciones para una escisión"

Patxi Zabaleta (Leitza, Navarra,1947) coordinador de Aralar y candidato al Parlamento de Navarra por la coalición Nafarroa Bai, asistió como invitado en Estrasburgo al debate europeo sobre el proceso de diálogo. El histórico miembro de la izquierda abertzale, fundador de HB y hoy líder de Aralar, el partido independentista que se escindió de Batasuna por desmarcarse de la violencia de ETA, analiza la complicada situación del proceso de paz.

Pregunta. ¿Considera que el acuerdo aprobado por el Parlamento Europeo ha servido de apoyo al proceso, a la vista de su apretado resultado?

Respuesta. Ha sido un hecho simbólico muy importante. Y también el que ganase la postura del diálogo frente a la contraria, teniendo en cuenta que los representantes de esta última posición se valieron mucho del robo de pistolas ocurrido la víspera. De los siete portavoces, cuatro hicieron algún razonamiento político con ese tema. La derecha hizo una labor de cohesión del voto muy importante y Mayor Oreja no quedó en ridículo gracias al robo. Lógicamente, devolvió el favor calificando el hecho como un triunfo de ETA-Batasuna. La simbiosis de los antagonistas que se retroalimentan volvió a funcionar una vez más.

"Quien robó las pistolas perseguía probablemente que Mayor Oreja atribuyera el triunfo del apoyo al diálogo en Estrasburgo a un mérito de ETA"
"El que los portavoces de Batasuna no tengan ante la 'kale borroka' o este robo la valentía que tuvieron en el caso de Barañáin va en su contra"

P. ¿Sugiere que al robar las 350 pistolas ETA perseguía cambiar el sentido del voto favorable al diálogo del Parlamento Europeo?

R. Desde luego, quien hizo ese robo, perseguía que tuviera un efecto político. Probablemente perseguía, como así ocurrió, que Mayor Oreja atribuyera el apoyo al diálogo en Estrasburgo a un triunfo de ETA. El peaje que tuvo que pagar para eso fue el tener que cohesionar a la derecha, hasta el punto de que, por ejemplo políticos de la UDF tan conocidos como Alain Lamassoure votaron junto a los lepenistas.

P. Pero reforzar así las posiciones del PP en Estrasburgo entrañaba un riesgo para ETA, cuando se dice querer una solución de diálogo.

R. Un hecho así es todo menos casualidad. Y cuando se deja una firma las esposas [robadas a un gendarme en marzo, 20 días antes del alto el fuego permanente], es que ese acto estaba dirigido para que lo supieran todos, propios y ajenos: los sectores de ETA que tenían que saberlo, los partidos políticos y las instituciones.

P. ¿Está diciendo que hay un sector de ETA, con capacidad operativa, contrario al diálogo, y que quiso dejar su marca ahí, al margen de la sigla?

R. En ETA hay un sector que pretende sacar dividendos políticos de la negociación que va a tener la organización y el Gobierno de Madrid. Unos dividendos consistentes en acuerdos de normalización política, como la autodeterminación y la legalización, que no le corresponden [negociarlos] a ETA, como lo acabaron reconociendo en la Declaración de Anoeta [de Batasuna, en noviembre de 2004). Mientras no se diga con claridad que así como la tregua fue a cambio de cero concesiones políticas también lo tiene que ser la paz, seguirá alimentándose toda esta situación. El problema es de aclaración política y ese problema tiene una apuesta clara en Aralar como propuesta ideológica desde el independentismo vasco, a la que se tienen que acercar los discursos de ETA y Batasuna.

P. ¿Cree que no hay cohesión total dentro de ETA, ni tampoco un planteamiento unívoco?

R. Sí. Pero también creo que no hay condiciones para que se dé una escisión. En el IRA se produjo la escisión del IRA Auténtico, pero en ETA ni siquiera hay condiciones para eso, aunque sí existen contradicciones en los elementos internos.

P. ¿La reacción de Batasuna de evitar condenar el robo demuestra que sigue siendo ETA la vanguardia del movimiento?

R. El que los portavoces de Batasuna no tengan ante la kale borroka o este robo la valentía que tuvieron al principio del proceso ante los asuntos de Barañáin y Getxo [los dos primeros episodios de violencia callejera tras el alto el fuego], va en su contra, porque demuestra que no tienen coherencia con la actitud que mantuvieron al principio de una tregua que, sin embargo, se mantiene. Y cuando digo valentía lo hago con conocimiento de causa.

P. ¿Puede obedecer esa actitud a resistencias internas que frenan los gestos de apoyo al proceso que tuvieron antes?

R. Contextualizar estos hechos y el no desmarcarse de ellos son errores que van en su contra. El argumento de la contex-tualización por el que pretenden justificar estas excepciones a la tregua, que consiste en explicar a sus bases que desde una parte se ha puesto todo a favor del proceso y que la otra tiene la culpa, va contra los principios democráticos y el avance del proceso.

P. La resistencia de Batasuna a proceder a su legalización abunda en esta línea.

R. El que no haya pasado aún por la ventanilla -que lo acabará haciendo, y pronto-, no obedece a la inseguridad que le proporciona la Ley de Partidos. Este argumento que esgrime ahora es incoherente con un análisis jurídicamente riguroso de la realidad, aunque nosotros creamos que se trata de una ley democráticamente inaceptable.

P. ¿Cómo se explica ese rechazo cuando les queda poco tiempo para las elecciones?

R. Pienso que se trata de alimentar la cohesión de un entorno donde aún hay muchas resistencias a hacer un tránsito obligado, que consiste en decir dos cosas. La primera, que la paz se tiene que hacer sin contraprestación política, igual que se ha hecho la tregua; y la segunda, que Batasuna va a actuar como un partido más, por cauces exclusivamente políticos y rechazando cualquier avance que no sea por esos cauces.

P. Eso equivale a una renuncia expresa a la violencia. Pero tampoco se adivina en su actitud, como se deduce de su comportamiento ante los supuestos seguimientos a concejales de Zarautz hallados en la herriko taberna.

R. Hay muchos dirigentes de Batasuna que están queriendo decir eso sin decirlo explícitamente para mantener la cohesión interna. En cuanto a lo de Zarautz, Batasuna debería no sólo desmarcarse, sino hacerse una autocrítica en la medida en que esas listas estaban en una dependencia bajo su control. Eso es intolerable y vuelvo a decir que, ante estos hechos, los dirigentes de Batasuna deberían tener la valentía que demostraron al principio de la tregua y ahora no tienen.

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