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Rijkaard: "Agradecí al árbitro su participación en el espectáculo"

Àngels Piñol

Drogba logró el gol del empate y Frank Rijkaard, preso de ira, dio una palmada con la mano hacia el aire y después golpeó con fuerza la visera del banquillo azulgrana. Faltaban cuatro minutos para terminar el partido y al Barça sólo le podía asistir ya un milagro. Le quedaban cuatro minutos para poder batir a Hilario, pero el árbitro silbó el final cuando aún faltaba uno para cumplirse el tiempo reglamentario. Entonces un Rijkaard desconocido perdió su proverbial serenidad y se fue derecho como una bala hacia el círculo central para recriminarle al árbitro que faltaba un minuto extendiendo la palma de una mano y alzando el pulgar de la otra. Puyol intentó pararle, pero el holandés le empujó. Fue al final Carlos Naval, el delegado del equipo, el que logró que el técnico enfilara el túnel de vestuarios mientras el Camp Nou despedía al trío arbitral con una sonora bronca.

"¿Qué le he dicho al árbitro?", dijo ya más sereno Rijkaard en la sala de prensa a preguntas de un periodista inglés. "He ido a agradecerle personalmente su participación en este espectáculo", deslizó con ironía. No culpó al colegiado Stefano Farina del empate, pero dejó entrever su terrible enfado con su gesto. "Me ha sorprendido su actuación porque le ha mostrado dos veces la tarjeta amarilla a Ashley Cole", dijo sonriendo. Y, después, le recriminó que añadiera seis minutos en el tiempo de descuento. "Eso son cosas que raramente ves", señaló. "Pues no se de que se deja", le replicó José Mourinho justo dspués del partido. "A nosotros nos han hecho dos penaltis".

Rijkaard eludió critiar el juego duro del Chelsea, que dobló (15 por 28) las faltas de los azulgrana. "No me quejo de eso: este es un juego de hombres. Cada uno juega como quiere y no tengo nada que decir. El trío arbitral tiene que poner los límites. Yo nunca hablo del árbitro, pero en general el equipo que da patadas en el campo sale beneficiado. El tiempo añadido le ha ido al Chelsea muy bien".

Rijkaard elogió a su equipo y se resignó a que sólo le queda al Barça ganar los dos partidos que faltan si quieren clasificarse. "Es lo que hay", dijo el holandés, que se negó a comentar la forma en que Mourinho celebró el empate -se puso de rodillas y avanzó hacia delante y atrás los brazos en ángulo recto-. Fiel a su estilo, Mou apareció eufórico y con el tiempo justo en la sala de prensa únicamente para decir que su equipo merecía ganar de sobras -"Vi a mi equipo muy maduro: debíamos haber ganado" y que el árbitro le aclaró el malentendido con la tarjeta de Cole. "Era para Lampard", sentenció tras responder tres preguntas a periodistas ingleses y levantarse riendo y dejar a la traductora con la palabra en la boca.

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