Las denuncias por acoso laboral y en las aulas llegan a los campus
Las principales quejas que tramitan los defensores universitarios son por exámenes y notas
El IX Encuentro estatal de Defensores Universitarios, celebrado la semana pasada en Alicante y Elche, debatió asuntos como el acoso psicológico en las universidades o la confidencialidad de las quejas. Las agresiones o el acoso violento también se produce en la comunidad universitaria pero en menor medida que en enseñanza secundaria y primaria "principalmente porque los alumnos acuden a la universidad voluntariamente", admitió Ana Isabel Isidro, defensora de la Universidad de Salamanca. El acoso laboral sí tiene mayor incidencia, que la defensora cifró en un 10%, porcentaje idéntico al acoso que se produce en general en cualquier otro ámbito laboral.
Los defensores de Alicante y Elche tramitan unos cien asuntos cada curso. Rafael Font, defensor de Alicante, destacó la "perfecta" colaboración con la Miguel Hernández para organizar esta reunión anual en la que 50 defensores estudiaron el procedimiento de actuación en estos casos que siempre debe comenzar por escuchar a la persona y después tratar de discernir si verdaderamente es un problema de acoso o se trata de otra cosa.
Los defensores admitieron que la mayor parte de quejas que tramitan, sin embargo, siguen siendo las notas de exámenes, las fechas o los plazos de matriculación. El encuentro de defensores universitarios contó con una mesa de trabajo, coordinada por Ana Isabel Isidro que estudió el tema del acoso psicológico en la universidad. Los defensores minimizaron el impacto del acoso físico ya que su incidencia en la universidad es muy poco significativa y su resolución, al ser los alumnos mayores de edad, es una cuestión policial o de la justicia. Sí es preocupante el acoso laboral o psicológico: "Aquel que se produce de manera reiterada y sistemática por una persona o un grupo de personas sobre otra en su lugar de trabajo" dijo la defensora de la universidad de Salamanca.
Ese acoso, según los defensores, debe separarse de otras cuestiones como las elevadas exigencias profesionales o las tensiones propias del trabajo. También es posible confundirlo, explicó Isidro, con otros problemas psicológicos como estrés laboral o depresión. Incluso es posible que el denunciante pueda estar "intentando instrumentalizar al defensor universitario con motivos espurios", aseguró. La mesa de trabajo acordó un procedimiento para abordar estos casos como es primero identificar el problema y en el caso de que el defensor universitario piense que ciertamente puede haber acoso, aconsejar a la persona sobre cómo puede solucionar el problema, o bien acudiendo al servicio de prevención de riesgos y salud laboral de la universidad, que se trate por un especialista, o incluso abrir un procedimiento judicial.
Los defensores abordaron en otra mesa de trabajo la confidencialidad de las quejas y denuncias que les llegan, un asunto esencial para poder hacer su trabajo y que concluyeron que debe tener prácticamente el tratamiento de "secreto profesional", según dijo el coordinador de esta mesa, el defensor de la Universidad de Girona, Joan Miró.
Los defensores instaron a las universidades para asegurar ese tratamiento, a que completen la adaptación de los reglamentos sobre privacidad y tratamiento de archivos con datos personales y que instalen criterios de seguridad en el funcionamiento de los sistemas telemáticos.
Los defensores debatieron también sobre la responsabilidad social de las universidades y sobre su actuación en el marco europeo. Esta figura universitaria realiza un trabajo de mediación y arbitraje cuyas principales quejas, según explicaron, parten en un 90% de las veces de los alumnos y se refieren a discrepancias en las notas o fechas de exámenes, o los periodos de matriculación, tramitación de becas o traslados de expedientes.
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