Jan Fabre muestra en Girona sus simbologías de bronce inspiradas en los insectos
El polifacético artista Jan Fabre (Amberes, 1958) combate sus noches de insomnio sumergiéndose en la bañera, que deviene un singular espacio creativo de sugerente simbología. Así aparece en el inédito conjunto escultórico de bronce El hombre que escribe sobre el agua, que da nombre a la exposición que se exhibe en las Salas Municipales de Girona hasta el 7 de enero.
La patita de un insecto acuático que se sustenta sobre una fina película de agua se convierte, en el autorretrato a tamaño natural de Fabre, en el dedo del artista que crea en un medio perecedero y voluble. La metáfora del artista sumergido con ropa de calle en la bañera abraza algunos de los referentes más fructíferos de su obra: el mundo de los insectos que estudiaba su homónimo entomólogo, la utilización del cuerpo y el salto hacia la trascendencia. "La pieza está inspirada en un poema de origen flamenco que habla de una libélula que escribe sobre el agua para comunicarse con los santos", explica Fabre. También admite evidentes puntos de contacto con el célebre cuadro de David Muerte de Marat (1793), dedicado al revolucionario francés Jean-Paul Marat, que a causa de una enfermedad en la piel convirtió la bañera en su escritorio, lugar en el que fue apuñalado por sus adversarios políticos, encarnados en Charlotte Corday.
Tanto por la variedad de los lenguajes artísticos que ha utilizado -escenografía, dibujo, escultura, cine o teatro- como por sus preocupaciones estéticas, Fabre está considerado el artista de la metamorfosis. El autor siente admiración por los insectos, de quienes llega a afirmar que "son los doctores y filósofos más sorprendentes", pero también alude en sus obras a los miedos que despiertan en los hombres sus comportamientos instintivos y salvajes. Las dos ovejas de bronce ataviadas con un gorro de carnaval y una pajarita de Sanguis Sum constituyen un homenaje al pintor flamenco Van Eyck y al mismo tiempo apuntan, dice, "a una nueva manera de enfocar el catolicismo". A Jan Fabre no le gusta desmenuzar el sentido profundo de sus piezas, sino que prefiere apuntar referentes que contribuyan a desplegar múltiples significados. "El polvo blanco que hay bajo la oveja muerta y la oveja viva, la que simboliza su reencarnación, proviene de huesos humanos triturados", advierte.
Fabre ha estado envuelto en algunas polémicas por la utilización de restos animales o humanos en sus piezas, aunque él recuerda que los pintores flamencos ya utilizaban elementos orgánicos como los huesos para fijar los colores o la sangre para el color rojo.
La tercera de las obras expuestas en Girona es un conjunto de armaduras inspiradas en el cuerpo de los insectos, entre las que destacan los cascos con forma de cabeza de mantis religiosa. "Es un homenaje a los caballeros medievales en el que me interesaba explorar las similitudes entre el artista y el guerrero".
Fabre quiere dar una visión moderna de un material escultórico clásico como el bronce. A pesar de que sus piezas surgen de un molde tradicional, después las trabaja directamente para fijar los detalles y les da un acabado final, refulgente como el oro, con una cera que se usa en el fuselaje de los aviones.
La inmersión en el universo de Fabre se completará, el 17 y 18 de noviembre en el Teatro Municipal de Girona, con el estreno en España de la instalación de vídeo y teatro-danza Angel of death. "Es un diálogo entre el diablo y el ángel que habla sobre la función del artista en el espacio público. Cuatro pantallas de vídeo envuelven a la bailarina en directo Ivana Jozic en el escenario y la sitúan en el interior de un cerebro que evoca el estado posmortem de la persona. Me inspiré en una entrevista con Andy Warhol" . La pieza está dedicada al coreógrafo y bailarín William Forsythe, que aparece en el vídeo bailando y recitando textos en el museo anatómico de Montpellier (Francia).
Fabre expuso dibujos y esculturas en una gran exposición en 2003 en la Fundación Miró de Barcelona y presentó en el Festival Grec su espectáculo Je suis sang.
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