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Reportaje:

La nueva vida de RTVE

La televisión estatal reforma a fondo el modelo a los 50 años de su nacimiento

Rosario G. Gómez

"Hoy, día 28 de octubre, domingo, día de Cristo Rey, a quien ha sido dado todo el poder en los Cielos y en la Tierra, se inauguran los nuevos equipos y estudios de Televisión Española. Mañana, 29 de octubre, fecha del vigesimotercer aniversario de la fundación de la Falange Española, darán comienzo de una manera regular y periódica, los programas diarios de televisión". Con estas palabras, el ministro de Información y Turismo, Gabriel Arias Salgado, bendecía hace 50 años el nacimiento de TVE, la más potente maquinaria de información y entretenimiento de la época, que ahora se enfrenta a su segunda fundación.

Acusada de estar al servicio del poder político durante prácticamente toda su vida, RTVE ha entrado en una nueva vía que aspira a erradicar las seculares acusaciones de servilismo, manipulación y la falta de pluralismo y de objetividad.

Su próximo presidente no será ya elegido por el Gobierno sino por el Parlamento, y de su negro historial financiero desaparecerá la pesada losa de la deuda. El Estado enjugará, en varios ejercicios (alrededor del 40% el próximo año) los 7.811 millones de euros de deuda acumulada a lo largo de su existencia. Especialmente, desde el inicio de la década de los noventa, cuando se rompió el monopolio de RTVE en el ámbito estatal y la irrupción en el mercado los operadores privados provocó un reparto de la tarta publicitaria que fue letal para las arcas del grupo público.

El aumento de la deuda se ha producido de forma simultánea a la pérdida de audiencia. En 1990, TVE acumulaba casi dos tercios de la cuota de pantalla (52,4% en La Primera, y 20,2% La 2). En 2005 los porcentajes eran del 19,6% y del 5,8%, respectivamente.

El Plan de Saneamiento y Futuro, aprobado este verano, abre una nueva era en RTVE, que dejará de ser un Ente Público para convertirse en una Corporación, al estilo de la británica BBC. "Se ha acometido un reto complicado y difícil que toda la sociedad española demandaba y que todos los grupos políticos llevaban en sus programas electorales, pero que sólo el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero se ha atrevido a materializar", afirmó esta semana en la comisión de Control de RTVE el portavoz socialista, Óscar López.

Bien distinta es la visión del principal partido de oposición. La diputada del PP Macarena Montesinos ha sostenido en el Parlamento que la reforma de RTVE emprendida por la directora general, Carmen Caffarel, se resume en dos verbos: "desmantelar y manipular".

Caffarel ha repetido que el mejor regalo de cumpleaños para RTVE es el plan diseñado en colaboración con la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) porque garantiza el futuro de la radio y la televisión pública, despeja el fantasma de la privatización y establece un sistema de financiación estable y suficiente. Con un presupuesto de 1.202 millones de euros para 2007, el grupo audiovisual recibirá una subvención de 433 millones (269 para TVE, 152 para RNE y el resto para la Corporación), que corresponden a la valoración que hace el Gobierno del coste del servicio público. Acaba así la avara actitud de los gobiernos anteriores, que destinaron menos de 80 millones de euros anuales a RTVE.

La nueva entidad estará marcada por una ambiciosa reforma laboral. Los trabajadores aprobaron el 7 de septiembre en referéndum recortar de forma drástica la plantilla con la salida pactada de 4.150 trabajadores mayores de 50 años o con una antigüedad de 24 años. La plantilla "objetivo" de RTVE será de 6.100 personas, prácticamente la mitad que hace 15 años.

En parte, la nueva compañía se apoya en el dictamen elaborado durante nueve meses por el comité de sabios. Uno de sus miembros, Enrique Bustamante, es de los que creen que la radiodifusión -pública y privada- ha sido una asignatura pendiente de la democracia española.

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