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La Mostra cierra una sección oficial muy discreta

Una de las competiciones más discretas de las últimas ediciones de la Mostra llegó ayer a su fin con la presentación de las dos últimas películas de la sección oficial. La siria Public relations, de Samir Thikra, y la griega Galazio forema, de Yannis Diamandopoulos, cerraron una semana de proyecciones en la que el aburrimiento y la mediocridad han sido el pan nuestro de cada día. Al menos para el reducido número de personas que han seguido las proyecciones: un jurado disciplinado y ejemplar y un mínimo grupo de periodistas e incondicionales que debería plantearse si sus aficiones tienden al sadomasoquismo.

Public relations es como una de esas comedias celtibéricas que se hacían en España en la década de los 60, pero sin Alfredo Landa ni Gracita Morales. Las peripecias de una guía turística que se debate entre el amor de dos hombres aparentemente contrapuestos en carácter sirve a Thikra para mezclar planos turísticos, enredos llenos de ingenuidad y una pincelada de casto erotismo, en un filme cuyos gags es presumible que den mucha risa en Siria, pero que, desde la perspectiva occidental, es un inocente entretenimiento sin gracia. Pero tiene una virtud: nunca olvida su vocación lúdica y no pretende aspirar a ser la película más críptica y comprometida de la historia.

Yannis Diamandopoulos, director de Galazio forema, tiene más ambiciones. Su película habla "sobre diferentes personas poco comunes y cómo tratan de buscar su equilibrio", según sus propias palabras. Y lo hace de un modo arriesgado, al contar la vida de un homosexual agobiado por la presión de su familia desde el punto de vista de su propia madre. Bueno, ese es el planteamiento inicial, porque la impericia del realizador griego hace saltar la perspectiva de un narrador a otro sin que eso parezca importar demasiado al desarrollo de la historia. El caso es que Galazio forema promete mucho más de lo que luego ofrece y acaba siendo un confuso folletón, mal contado, que ni se atreve con la denuncia social ni termina de ser un melodrama al uso.

Ninguna de estas dos cintas parece que figurará en el palmarés de la Mostra, que, por primera vez en la historia del certamen, no se hará público a mediodía de hoy sino en la misma gala de clausura. Una decisión personal del director del festival, Juan Piquer, que pretende que el último acto de la Mostra de este año tenga una emoción parecida a la de la ceremonia de los Oscar. La organización anunció ayer que la película de clausura será Wanted, de Brad Mirman.

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