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Reportaje:Tenis | Masters Series de Madrid

Arrollador Federer

El suizo gana "por inercia" su décimo título del año al imponerse al chileno Fernando González con un juego brillante

En el momento de la verdad, miedo. En el momento de la verdad, agua. En el momento de la verdad, brazo encogido, corazón desbocado, tembleque. Fernando González se enfrentó ayer a Roger Federer en la final del Masters de tenis de Madrid y logró sobrevivir once juegos apostando a su brazo derecho, infalible, demoledor, taladradora incansable sobre la pista. González, un tenista afeado por un revés menor, subió durante once juegos al escalón inalcanzable de Federer, tiro va, tiro viene, jugándole de igual a igual, manteniéndole el ritmo al número uno del mundo. El espejismo duró hasta que llegó el decimosegundo juego. Hasta que llegó el 6-5 a favor de Federer. Hasta que llegó el servicio de González. Y el miedo, el brazo encogido, el corazón debocado y el tembleque: el chileno perdió una dejada en la red, mandó fuera una derecha con toda la pista abierta y sobrevivió con dos aces. Buscó el juego en una caída de Federer, en su dolorido tobillo derecho, en la vieja lesión del campeón. Le retó, a ver si le dolía el pie, si aguantaba corriendo, con una dejada. Perdió el envite. Y con él, todo: juego, set y partido. (7-5, 6-1 y 6-0 en 1 hora y 47 minutos).

"En el último 'set' ha pasado por encima de mí. Ha hecho lo que ha querido", dijo González

Fernando González había llegado a su primera final de un torneo del circuito masters con varias cosas a su favor. Una derecha temible, por ejemplo. Un saque potente. Y casi dos partidos menos que Federer: el que no jugó contra Johansson, apeado del torneo por una faringitis, y el del sábado contra Berdych, que ganó sin enterarse, tanto le empujó la grada, que ayer seguía pitando al checo cuando se proyectaba su imagen en las pantallas gigantes de televisión que rodean la central. Nada de eso le valió al chileno: Federer es un jugador tremendo. Único. "El mejor técnicamente de toda la historia", como le definió ayer Ion Tiriac, ex tenista y propietario del torneo. Federer, además, se cuida. Prepara los partidos con mimo. Y conocía, una a una, detalle a detalle, desmenuzadas con precisión de cirujano, las debilidades de González.

Federer, por ejemplo, sabía que el chileno tiene un misil en la derecha y una pistola de agua en el revés. Y ahí le buscó, insistente, golpe a golpe, durante todo el partido. O durante el primer set, que es lo que duró el partido. Su trabajo, un traje a medida, fue tan repetitivo como efectivo: González estuvo blando y se abandonó ya en la segunda manga, cuando Federer se impuso "por inercia". Tan inferior se debió ver el chileno que hasta se olvidó de su propio plan.

González había llegado al partido obsesionado con buscar las líneas, sin especular, agresivo. Encontró las rayas casi siempre, con tiros ganadores, duros, secos, salidos de ninguna parte. Por una vez, Federer mostró alguna debilidad: arriesgó tanto, obsesionado con la cuenta de aces (sumó 11), que tuvo que jugó la mayoría del primer set con segundos servicios. Mientras mantuvo esa tendencia, González le aguantó. En cuanto se corrigió, iniciada la segunda manga, el chileno desapareció de la pista, desarbolado por el vendaval de golpes imposibles del suizo. Claro, Federer no es un tenista cualquiera: no ha perdido ni un set y sólo ha cedido el servicio una vez en Madrid. Ayer jugó tan desatado los dos últimos sets que por momentos desafió las leyes de la fisica, passings por fuera de la red incluidos. Para entonces, González ya había desaparecido. El chileno duró once juegos. Y después fue arrollado.

"En el último set ha pasado por encima de mí", reconoció el chileno tras el partido. "Entonces", continuó, "ha podido hacer lo que ha querido. Mi tenis está mejorando, pero...", añadió, antes de negar que hubiera intentado aprovecharse de las molestias que sentía Federer en su tobillo derecho. "Nunca pensé en eso. No creo que haya influido. Él jugó muy bien en esos puntos [los del duodécimo juego]. Siempre te hace jugar un par de pelotas más. No, hice lo que podía, lo que sentía más cómodo. Federer está por encima del resto. Hay momentos que uno se siente jugando de igual a igual, hasta que él cambia, un momento que siempre llega. Y ahí es super difícil jugar contra él".

Federer, por su parte, analizó con frialdad, acostumbrado como está a los trofeos, su triunfo sobre el chileno: "Fernando tiene un buen saque y volea, así que sabía que el primer set iba a ser crucial. Intenté superarle en el segundo, disminuyó el impacto de su saque, mantuve mi buen trabajo, le presioné y con dos sets a cero no pudo mantener el ritmo. Yo di un buen tenis. Ha sido un partido que se ha disputado al principio y después, por inercia". A Federer, que ya lleva diez títulos esta temporada y que ayer elevó su récord de victorias en un año a 82, le quedan pocos torneos y el Masters de Shangai antes de acabar la temporada. Luego, vacaciones. Y después, quizás, es posible, no lo quiere casi nadie en España, la vuelta a la Copa Davis. Será en la primera ronda. Con la ensaladera de por medio. Y en un Suiza-España.

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