Arquitecto de fronteras
HA TENIDO el honor de ser el primer turco en recibir el Nobel de Literatura y también de conseguirlo a una edad temprana. La sombra y la transparencia han marcado tanto su obra como su existencia. La inalterabilidad del espacio geográfico y arquitectónico conocido le ha permitido vertebrar una obra sólida y coherente. Se convirtió en escritor para eludir un incierto destino como pintor, pero salvo una fuga occidentalizadora a Estados Unidos, ha hecho de Estambul, como Kavafis de Alejandría, Joyce de Dublín, Borges de Buenos Aires o Lovecraft de Providence, su torre de marfil, y si permanecer ligado a la misma casa, a la misma calle, al mismo paisaje, a la misma ciudad es lo que ha determinado y formado su genio y personalidad, Pamuk advierte que "las repeticiones son el origen, la garantía y la muerte de la felicidad". En este rico sustrato ha prosperado su obsesión en torno a la identidad y el doble, temática sobre la que discurre la novela El astrólogo y el sultán, que gracias a la recomendación de un célebre escritor estadounidense hizo que tuviera repercusión internacional; la trama de La nueva vida propone que la lectura de un misterioso libro puede cambiarle la vida a las personas; precisamente El libro negro, no confundir con el que escribió el gran escritor italiano Giovanni Papini, recurre a la intriga detectivesca para explorar los límites de la individualidad y cómo el rechazo a la unicidad puede llevar a la realización personal; si en Me llamo Rojo reluce el esplendor del imperio otomano en un marco histórico surcado por penetrantes meandros psicológicos y detectivescos, en Nieve, la tragedia satírica con imbricaciones políticas se adentra en los conflictivos entrecruzamientos de los sentimientos religiosos y seculares. A Pamuk le gusta halagar al lector occidental con su prosa sofisticada, posmoderna y una estructura argumental enigmática y perspectivista. Su obra literaria es un combinado de géneros e influencias que absorbe la intriga, el viaje iniciático, la metafísica, el drama romántico, la road-movie o el realismo fantástico, consiguiendo captar con infinitos matices la imagen de una sociedad atrapada entre un pasado opulento y el fragor de la modernidad.
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