La Asamblea se enzarza con los ladrillos

El diálogo se ha acabado en la Asamblea regional. Los casos de urbanismo que han salido a la luz en los últimos días llevaron a que ayer el debate en el pleno de la Cámara quedara reducido al monólogo de los diputados que abordaban la cuestión, entre los gritos encendidos de los adversarios. Fue la sesión parlamentaria más tumultuosa del último año, a tenor de los improperios que volaban de un lado al otro del hemiciclo. Todo por demostrar que las acusaciones de corrupción vertidas sobre cada uno de los partidos, PP y PSOE, no son tan justificadas, según el lado donde se mire.

La bronca parlamentaria comenzó con las interpelaciones al Gobierno regional, cuando el portavoz socialista, Rafael Simancas, le sugirió a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que asuma responsabilidades, "ahora que los escándalos afectan a su propia familia", y rectifique una política urbanística "que perjudica al medio ambiente y a los ciudadanos".

El portavoz socialista hizo hincapié en las diferencias entre la conducta del Gobierno regional y del PP y la que ha mantenido el Partido Socialista de Madrid (PSM). "No somos iguales", repitió varias veces con énfasis Simancas, entre los gritos de los diputados. Mientras, la presidenta de la Cámara, Concepción Dancausa, se afanaba por hacer callar a unos y a otros.

"En el plano judicial, yo estoy porque se investiguen todas las actuaciones urbanísticas. También la de Ciempozuelos. Todo Ciempozuelos y todo el urbanismo especulativo", recalcó el líder socialista en referencia a las acusaciones vertidas contra los dos ex alcaldes del PSOE del municipio, Joaquín Tejeiro (1991-1995) y Pedro Torrejón (recién dimitido), sospechosos de haber cobrado comisiones para modificar el plan general de ordenación urbana y también de blanqueo de dinero.

"Y no somos iguales en el plano político, porque nosotros impulsamos una legislación que combata la corrupción urbanística. No somos iguales, ni mucho menos", repitió, mientras en los bancos de enfrente, los diputados del PP hacían ostentosos gestos de que, al menos, estaban de acuerdo en eso, que ellos tampoco se sentían iguales.

La presidenta tenía el disparo preparado para responder a Simancas, al que acusó de estar obsesionado con los escándalos urbanísticos, pero echó mano de argumentos que no sonaban a nuevo en la Cámara. Lo hizo casi a gritos, para hacerse entender: "Usted nos decía que vivía en un piso de 60 metros en Fuenlabrada y en realidad vivía en un chalé de 200 en Boadilla". También observó: "Debe ser muy duro que lleve tres años buscando un delito urbanístico y todos los que aparecen son los del Partido Socialista". Ya casi desgañitándose, entre aplausos de propios y gritos de extraños, la presidenta lanzó el mensaje del día: "¡No hay más ruido de cheques que el estruendo que se ha producido con los 40 millones de comisión de su ex alcalde! Y no se empeñen en buscar en mis familiares de tercer y cuarto grado, que no van a encontrar nada".

Luego se habló de Brunete, que presentó un plan general que fue aprobado por la Comisión de Urbanismo y luego devuelto por el Consejo de Gobierno para reducir la edificación. Al diputado Modesto Nolla le valió para preguntarle al consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Mariano Zabía, "qué pinta en la consejería", cuando ni el Gobierno de Aguirre hace caso de sus informes técnicos. "Le han puesto para tapar las vergüenzas, primero de Porto y luego de los familiares de Aguirre. Con tanto tapar, se ha quedado con las vergüenzas al aire".

Una de las intervenciones más duras fue la del diputado del PP David Pérez que le espetó a Simancas. "Ustedes van a sustituir el puño y la rosa por un ladrillo y un maletín". Moraleja: y tú más.