_
_
_
_
Crónica:Fútbol | Liga de Campeones
Crónica
Texto informativo con interpretación

Drogba noquea a un Barça acomodado

El Chelsea, liderado por el centrocampista africano, derrota a los azulgrana, muy mansos anoche en Stamford Bridge

Ramon Besa

No hay mejor escenario para descifrar al Barça que Stamford Bridge, y a juzgar por el partido de ayer, el equipo ha perdido ambición, que no autoridad, se administra como campeón y no compite en calidad de aspirante a renovar el título. Los azulgrana presentaron su candidatura a la pasada Copa de Europa en un memorable partido en la cancha del Chelsea y fue también en el feudo del club de Kings Road donde acabó su sueño europeo en 2005 después de encajar una sonora derrota. No había perdido un encuentro desde entonces, y ya contaba 15, hasta que de vuelta al cuadrilátero de Stamford Bridge volvió a morder el polvo, noqueado por un crochet de Drogba, seguramente el futbolista más en forma del fútbol europeo.

CHELSEA 1 - BARCELONA 0

Chelsea: Hilario; Boulahrouz, Terry, Carvalho, Ashley Cole; Essien; Makelele, Lampard; Ballack; Shevchenko (Robben m. 76) y Drogba (Kalou, m. 90). Jugadores no utlizados: Ma-Kalambay, J. Cole, Geremi, Bridge y Ferreira.

Barcelona: Valdés; Zambrotta, Puyol (Oleguer, m. 73), Márquez, Gio (Iniesta, m. 55); Edmilson, Xavi, Deco; Messi, Gudjohnsen (Giuly, m. 59) y Ronaldinho. Jugadores no utilizados: Jorquera, Thuram, Motta y Saviola.

Goles: 1-0. M. 47. Ashley Cole pasa a Drogba, que se revuelve sobre si mismo, supera a Puyol y bate de potente chut a Víctor Valdés.

Árbitro: Frank de Bleeckere (Bélgica). Mostró la cartulina amarilla a Gio, Lampard, Xavi y Deco.

Unos 40.000 espectadores en Stamford Bridge.

Más información
Xavi y el otro partido

El gol del ariete marcó la diferencia en un partido que discurrió según los intereses del Chelsea, un equipo que se maneja mejor que el azulgrana con marcadores cortos porque tiene un mejor control emocional. Jugó el Barça a verlas venir, porque ha perdido intensidad y agresividad, y cuando fue exigido por el marcador, no pudo levantar el partido, convencido quizá de que tiene arreglo. El azulgrana es hoy un equipo demasiado manso, ganso y acomodado para plantearse los encuentros uno a uno, como en tiempos recientes, y le puede en cierto modo una visión demasiado global de las cosas, como si todo tuviera remedio.

Tanto Mourinho como Rijkaard fueron al fin y al cabo sumamente respetuosos con la jerarquía de sus plantillas, síntoma del respeto con el que afrontaban un partido de palabras mayores, por muy desbravado que se anunciara. A excepción de Thuram, los azulgrana formaron con el equipo titular, discutible como todos y, sin embargo, cantado si se tiene en cuenta los galones: jugaban Edmilson, Xavi y Messi mientras Motta, Iniesta y Giuly aguardaban en el banquillo. La apuesta de Mourinho atendió por igual la dificultad del partido que los gustos del presidente; actuaba el Chelsea a partir de parejas más que de especialistas (Essien-Makelele, Shevchenko-Drogba, Ballack-Lampark y Carvalho-Terry) mientras el marroquí Boularhrouz.cuidaba de la marca de Ronaldinho y Cole de Messi.

Renunció el Chelsea a los jugadores de banda a cambio de tapar la salida del Barça por los costados y procuró resolver el partido en las acciones de estrategia que se ganaba a partir de la calidad física y táctica de sus futbolistas y de la potencia de un pura sangre como Drogba. No abundaban las ocasiones en un encuentro muy táctico, empeñados todos en neutralizarse más que en imponerse desde el riesgo, convencidos de que cualquier error se penalizaba con la derrota, advertidos de que se imponía no perder el sitio ni el balón. Terreno abonado para el Chelsea

Al Barça le costaba romper el partido por más interés que pusiera Xavi, exquisito en el manejo de la contienda, siempre aplicado en la lectura del juego. A veces guardaba la pelota y en otras aceleraba el fútbol con sus deliciosos pases interiores. Ausente Ronalidnho, que se apartaba en las jugadas divididas, Xavi sólo encontraba acompañamiento en Messi, el único delantero profundo. Le costó desbordar a Cole y por contra era el único que leía las maniobras de Xavi, cuya velocidad mental y circulación de pelota superaba a su propio equipo, más pendiente del marcador que del juego.

El volante generó las dos opciones de gol antes de alcanzar el descanso, ambas resueltas por el debutante Hilario, más resuelto por bajo que por alto. Los centrocampistas como Xavi necesitan de los delanteros para triunfar. Un ariete como Drogba, en cambio, es capaz de ser el origen y final del gol. Así ocurrió nada más reanudarse el encuentro cuando reogió un centro insustancial de espaldas de Cole, se dio media vuelta para ganarse un palmo de terreno, superar a Puyol y rematar a gol.

El gol cambió el paisaje del partido, que por momentos evocó al de marzo de 2005, cuando el Barça encajó tres tantos en 19 minutos, superado en cada transición organizada por jugadores de gran despliegue como Lampard. Le redimió la mala puntería de Sheva. No le quedó otro remedio a Rijkaard que replantear la contienda: pasó a jugar con una defensa de tres a cambio de ganar a un medio como Iniesta, y abrió el campo con un extremo como Giuly. El encuentro recuperó su tono copero, por tenso y competido, con un ir y venir en cada área. Al Barça le faltó entonces grandeza como equipo y singularidad en sus jugadores, apagados como quedaron Messi y Ronaldinho, demasiado alejados del juego, pendientes sólo de una acción redentora. A diferencia del Chelsea, el Barça no acababa las jugadas, para suerte del Hilario, que apenas fue exigido, y el partido agonizó sin mayor novedad. Pareció muy contento el Chelsea y dio la sensación de que al Barcelona no le preocupaba demasiado la derrota. Queda mucho camino hasta los partidos sin remedio.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_