El río previsible
El Guadalfeo se monitoriza para simular sucomportamiento bajo cualquier circunstancia
La Directiva Marco de Aguas, que desde 2004 regula el manejo de los recursos hídricos, obliga a los países de la Unión Europea a disponer de mecanismos que permitan mantener el "buen estado ecológico" de las aguas y los ecosistemas acuáticos, lo que exige un control minucioso de los parámetros biológicos, hidromorfológicos y físico-químicos. En definitiva, desde Bruselas se exige una gestión sostenible de los recursos hídricos que atienda tanto a su cantidad como a su calidad, si bien los ambiciosos objetivos de esta norma no serán de obligado cumplimiento hasta 2015.
El plazo no es muy dilatado para las tareas pendientes y por eso algunas administraciones ya han comenzado a ensayar las sofisticadas herramientas necesarias para cumplir con las obligaciones que marca la directiva. En el caso de Andalucía, y por encargo de la Agencia Andaluza del Agua, especialistas de las universidades de Granada y Córdoba han desarrollado un sistema que permite monitorizar el conjunto de una cuenca hidrográfica, la del Guadalfeo, de manera que pueda obtenerse abundante información en tiempo real y, al mismo tiempo, simular, con la mayor fiabilidad posible, su comportamiento bajo cualquier circunstancia.
La cuenca del Guadalfeo, que ocupa unos 1.300 kilómetros cuadrados, es un buen ejemplo de los fuertes contrastes que se manifiestan en los cursos de agua mediterráneos. El volumen anual medio que el Guadalfeo descarga al mar se aproxima a 250 hectómetros cúbicos, pero lo cierto es que en los meses de agosto y septiembre su caudal es mínimo y, al mismo tiempo, está sometido a periódicas avenidas originadas por borrascas, tormentas de carácter local o por el deshielo de las cumbres de Sierra Nevada. La abrupta topografía de esta cuenca determina, asimismo,una gran variabilidad en los suelos, el tipo de vegetación, los aprovechamientos agrícolas o la distribución de la población. En definitiva, un complejo puzle que hace difícil el establecimiento de un sistema de gestión eficaz.
El trabajo de los especialistas del Grupo de Puertos y Costas de la Universidad de Granada y del Grupo Hidrología e Hidráulica Agrícola de la Universidad de Córdoba ha permitido sortear esta dificultad y establecer así un modelo que podría aplicarse a otras cuencas de la región. El Guadalfeo se ha monitorizado, de manera que los múltiples parámetros que influyen en la cantidad y calidad de sus aguas (volumen de las precipitaciones, radiación solar, arrastre de sedimentos, procesos erosivos, tipos de cubierta vegetal o evolución de la capa de nieve) son datos disponibles que pueden ayudar a la toma de decisiones.
Pero, al mismo tiempo, toda esta información puede servir para alimentar diferentes simulaciones que, con un elevado nivel de certeza, reproducen distintos escenarios. Así, explican Miguel Ángel Losada y María José Polo, dos de los especialistas universitarios que trabajan en este proyecto, "pueden simularse las consecuencias de sucesos puntuales como un incendio en la zona de Las Alpujarras, un deslizamiento sobre el embalse de Rules, o una avenida extrema por lluvias torrenciales; pero también, el grado de colmatación del embalse tras 30 años de funcionamiento o el estado de la línea de costa al final de ese periodo de no recepción de sedimentos".
sandoval@arrakis.es
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